Abstract | Cuando hoy contemplamos y leemos en los medios de información nos asaltan las imágenes de distintas guerras en lugares
remotos o cercanos. De las muchas visiones terribles que nos acompañan a diario y con las que hemos ...
Cuando hoy contemplamos y leemos en los medios de información nos asaltan las imágenes de distintas guerras en lugares
remotos o cercanos. De las muchas visiones terribles que nos acompañan a diario y con las que hemos llegado a convivir con
naturalidad existe una que sigue provocando nuestra respuesta; los ataques a la población civil. Las imágenes de niños heridos
o de enormes masas de gente huyendo de sus casas que nos llegan del otro lado del televisor o del periódico apelan a nuestros
sentimientos de solidaridad sin ninguna duda. No está de más recordar que esta realidad universal es de sobra conocida por los
que hacen las guerras y, sobre todo, por los que las instrumentalizan. Y más, desde comienzos del siglo XX, el siglo de la
"información de masas" (1). El uso de la población civil como motivo propagandístico ha sido uno de los que más éxito ha tenido
en nuestra centuria y sigue siendo usado en el presente de modo descarado. Y ello a pesar de que el año pasado vio la
celebración del 50 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Sirvan las siguientes palabras como una aproximación al estudio de la propaganda de nuestro siglo, centrándonos en el estudio
de uno de los elementos más habituales en ella. Al mismo tiempo, puede relevar datos sobre el uso del fenómeno
propagandístico en nuestra guerra civil, momento en el que alcanzó especial interés por su desarrollo espectacular, dentro y
fuera de nuestras fronteras, imbuida en el contexto de la Europa de entreguerras.
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