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PhD Thesis

dc.contributor.advisorZaragoza Rubira, Juan Ramónes
dc.contributor.advisorSánchez de la Cuesta y Gutiérrez, Gabrieles
dc.creatorFernández Dueñas, Ángeles
dc.date.accessioned2018-03-21T08:06:13Z
dc.date.available2018-03-21T08:06:13Z
dc.date.issued1976-12-01
dc.identifier.citationFernández Dueñas, Á. (1976). Estudio histórico de la Facultad de Medicina de la Universidad Libre de Córdoba y su época (1870 – 1874). (Tesis Doctoral Inédita). Universidad de Sevilla, Sevilla.
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/11441/71161
dc.description.abstractHemos efectuado un estudio histórico de la Facultad de Medicina de Córdoba que integrada en la Universidad Libre, existió de 1870 a 1874. Al par, y como obligado entorno, hemos extendido nuestras consideraciones a esbozar una panorámica de la época referida, abordando aspectos socio-políticos, económicos y culturales, que forman el todo de donde logra segregarse el centro médico cordobés. Dividimos el trabajo en cinco partes. En la primera se exponen tres capítulos previos que consideramos necesarios para la ulterior exposición del tema. En el Capítulo I, se hace un estudio histórico del Perido Revolucionario que comenzando en Septiembre de 1868, ofrece toda la serie de cambios políticos habidos, culminando con la Restauración de la Monarquía en la persona de Alfonso XII. El Capítulo II se ocupa de la libertad de enseñanza, la gran consecución del régimen nuevo que, en definitiva, será la causa de creación de las Universidades Libres. Después de tratar someramente del Krausismo, como punto departida de la nueva legislación docente, se pasa a realizar una exposición cronológica de aquellos Decretos que atañen a la fundación y mantenimiento de los establecimientos libres, creados por Diputaciones y Ayuntamientos. Para ello, dividimos dicha exposición en tres puntos en los que tratamos sucesivamente del nacimiento de la libertad de enseñanza, de su plenitud bajo el Ministerio de Echegaray, y de su decadencia y extinción que traerá consigo la desaparición de muchos de aquellos centros nacidos al amparo de la libertad, entre otros, nuestra Facultad de Medicina. En el Capítulo III, muy breve, se da una idea general del impacto que la nueva política docente, causa entre la clase médica española. La segunda parte se restringe al marco puramente local, queriendo dar una visión de conjunto de la Córdoba de la época. En el Capítulo I, se analiza la coyuntura política de la ciudad, especialmente importante en los albores de la Revolución de Septiembre, ya que ésta se realiza en gran medida desde la propia Córdoba, no solo por la determinante victoria de Alcolea, sino por la especial disposición de los revolucionarios locales que junto a los de Sevilla configuran un fin imprevisto a la primitiva idea de pronunciamiento de los Generales en la bahía de Cádiz. Sucesivamente se desgrana la toma de posición de las clases acomodadas cordobesas que mantendrán las riendas del poder durante todo el Período Revolucionario, con la única excepción del año republicano. El Capítulo II constituye una panorámica general de Córdoba en el último tercio del siglo XIX. Se analiza su población y la distribución de la riqueza. Se pasa revista a las instituciones culturales y asociaciones que existen para dar idea del ambiente en el que nace la Universidad Libre. Se analizan los establecimientos docentes que hay en la ciudad, deteniéndonos de manera especial en el estudio histórico del Real Colegio de Nuestra Señora de la Asunción e Instituto de Segunda Enseñanza, ya que éste será uno de los edificios donde la Facultad de Medicina desarrolle su actividad. También en este Capítulo intentamos reflejar a nivel local, otro aspecto de la libertad conquistada, como es la de prensa, que trae consigo una auténtica avalancha de diarios y publicaciones, entre las que destacamos la revista profesional La Andalucía Médica, de la que ofrecemos un ligero bosquejo, sugestivo pensamos, para alguien interesado en realizar un estudio más a fondo de dicha publicación y el decano Diario de Córdoba, una de nuestras más ricas fuentes consultadas para la realización de este trabajo; de sus páginas hemos entresacado una serie de noticias que dan una idea aproximada del desenvolvimiento de la Medicina de la época con sus avances y descubrimientos, sus preocupaciones ante las epidemias y sus lógicas limitaciones. En el Capítulo III se trata del nacimiento de la Universidad Libre de Córdoba, buscando primero los fundamentos socio-políticos de su creación. Se resalta la figura de su promotor principal, el Vicepresidente de la Comisión Permanente de la Excma. Diputación Provincial, Don Rafael María de Gorrindo, esforzado luchador contra todos los obstáculos que consigue su triunfo –que es el de la Córdoba Universitaira-, en la histórica sesión del Pleno de la Corporación de 15 de Octubre de 1870. Se traza, asimismo, un perfil biográfico de Don Rafael Barroso y Lora, Rector de la Universidad Libre que justifica su elección en todo momento, y, sobre todo, en su titánico intento de hacer prevalecer el centro aún contra de las diversas circunstancias que, a la postre, decretan su extinción. Con la reseña del acto inaugural que marca el comienzo de la aventura universitaria cordobesa, terminamos este capítulo. La tercera parte del trabajo se ocupa por fin, del estudio exhaustivo de la Facultad de Medicina desde los más diversos puntos de vista. El Capítulo I comienza ocupándose del Hospital de Agudos y de la casa de Parturientas, antañonas instituciones sanitarias dependientes de la Diputación Provincial que son escogidas por su especial capacidad y disposición, como sede de la referida Facultad. Abordamos enseguida el estudio del Reglamento de la Universidad Libre desglosándolo previamente en dos partes. La primera que trata de los aspectos organizativos generales y la segunda, que ocupa 53 artículos de los 155 totales, referida exclusivamente al funcionamiento de la Facultad de Medicina. Se comenta el articulado, dedicando especial atención a la segunda parte que constituye el sustrato de la organización del centro, de la cual tratamos en el siguiente punto. En este, bajo el epígrafe de “Régimen de estudios”, ofrecemos sucesivamente el cuadro de enseñanzas de que consta la carrera, la forma de ingreso en la Facultad, matriculaciones, sistemática de curso, organización de las clases teóricas y prácticas, exámenes de asignaturas, Ejercicios de Grado de Licenciatura y Doctorado, terminando con la relación de los títulos de los libros de texto que se utilizan en las distintas asignaturas. Finalizamos este Capítulo, refiriéndonos al nombramiento del primitivo claustro de profesores, relacionando sus nombres y las asignaturas de las que son encargados. En el Capítulo II que titulamos “Funcionamiento de la Facultad de Medicina” tratamos de la trayectoria del centro entresacando las circunstancias y sucesos más notorios acaecidos; dando cuenta constantemente de la correspondencia entre los Rectores de Sevilla y Córdoba; exponiendo las dificultades que se ponen a la Universidad en su conjunto, desde el propio seno de la Corporación Provincial. Curso a curso, por otra parte, se comentan una serie de puntos comunes a todos ellos, tales como el número de alumnos existente, número de matrículas efectuadas, composición de los Jurados de examen, resultados de dichas pruebas en las distintas convocatorias, Ejercicios de Grado y cambios habidos en la composición del claustro. Como colofón de este Capítulo III, en su último puto, ofrecemos un resumen global de la actividad de la Facultad, procurando simplificar cifras dando cuadros y estadísticas que reflejan al detalle toda la vida académica de los cuatro cursos de existencia. El Capítulo III se ocupa de una importante prolongación de la Facultad, cual es la Escuela de Practicantes y Matronas que crece y se desenvuelve a su sombra, bajo semejantes reglamento y organización, a cargo de parte de su profesorado y que como la Universidad Libre en conjunto, queda truncada en su efectiva actuación en el verano de 1874. La cuarta parte la dedicamos al estudio del profesorado, al que hay que considerar como el auténtico protagonista de esta aventura universitaria, pues solo gracias a su iniciativa, a su esfuerzo y a su vocación pura, sin atisbos de interesadas miras, fue posible la existencia de la Facultad. El Capítulo I de esta parte, constituye un estudio analítico de dichos catedráticos bajo los sucesivos epígrafes de edad, extracción social, militancia política, titulación académica que poseen, ambiente cultural y profesional en que se desenvuelven y el de su actividad, en todo momento casi heroica en pro del centro que forjaron. El Capítulo II se dedica a la exposición de las biografías de los veintitrés profesores estudiados, haciendo sobresalir en cada una de ellas su personalidad docente, socio-cultural, profesional y política. En la quinta y última parte se estudia al otro gran estamento universitario: el alumno. En el Capítulo I, en tres puntos sucesivos, se pasa revista a la procedencia geográfica de los alumnos, al número que de ellos existe, tanto globalmente como curso a curso y por fin, al estrato social del que proceden en general con expresión de algunos casos que consideramos especialmente indicativos. En el Capítulo II abordamos los resultados académicos pero nominándolos, o sea, se presentan sucesivas relaciones donde figuran los alumnos suspensos exponiendo al final de este punto porcentajes relativos a la “mortalidad estudiantil”; se trata, asimismo, de los alumnos que finalizan la carrera en Córdoba de los que se ofrece un apunte biográfico y por fin se relacionan también los alumnos que alcanzan el grado de Licenciado y a aquellos que siguen incluso, las enseñanzas correspondientes al Doctorado. En el Capítulo III se comenta la trayectoria del alumnado cordobés tras haber abandonado la Facultad. Se hace un estudio general de los que, por fin, logran titularse, tanto en Córdoba como en otras facultades; se relacionan los alumnos que abandonando la Medicina se dedican a otras actividades y, finalmente, se hacen algunas consideraciones sobre aquellos de los que no conocemos exactamente su posterior proyección. El Capítulo IV es, como ya decimos en el texto, una especie de “cuadro de honor” en el que hemos colocado diecisiete nombres; nos ratificamos en que, si bien corresponden a los alumnos que, a la postre más se distinguen en su vida profesional, o al menos, los que consiguen más aceptación en su época y más lucida fama postrera, no podemos minimizar a otros que no están presentes, quizá, en michos casos, por falta de conocimiento a fondo de sus vidas. De estos diecisiete, catorce son médicos, dos farmacéuticos y un poeta, ya que hemos querido dar muestra de unos alumnos que si bien no progresan en sus estudios médicos, se distinguen en la profesión escogida. Entre los catorce médicos biografiados, hay que destacar la presencia de dos catedráticos de la Universidad española, Don Celestino Párraga y Acuña, de la Facultad de Medicina de Cádiz y Don José Martín Martínez, de la de Manila; de muchos escritores médicos que alcanzan tantos lauros con la pluma como con el estetoscopio: Don Pablo García Fernández, Don Pedro Mohedano Escalona, Don Norberto González Aurioles…; de otros que dedicados a la Medicina exclusivamente, alcanzan gran relevancia en su época en la ciudad: Don Luis Fuentes Terroba, Don Genaro Lacalle Cantero, Don Rafael Vázquez Sanz… Con este Capítulo, cerramos el estudio histórico de esta Facultad de Medicina cordobesa, efímera y fugaz que, no obstante, dejará enterrada la semilla para nuevos intentos universitarios. Han de pasar noventa y ochos años, para que Córdoba vuelva a hallar su vocación médica docente: en el 1972 comienza una nueva etapa, con la inauguración de una Facultad de Medicina, al principio indecisa y vacilante, luego más granada y consistente, que se arraiga en el su suelo soportando, gallarda, los vendavales que se ciernen sobre ella. El débil arbolito plantado hace cinco años, ya despliega sus hojas al viento buscando la copa que lo corone, porque sus raíces viven, de una tierra pródigamente abonad en el discurrir de la historia de la Córdoba milenaria fenicia, visigoda, romana, mora y cristiana… CONCLUSIONES: 1. La Facultad de Medicina de la Universidad Libre de Córdoba, nace en 1870, acogiéndose a la política de la Libertad de enseñanza, proclamada por el Gobierno Provisional del General Serrano. Su principal promotor es Don Rafael María de Gorrindo y Castro, Vicepresidente de la Comisión Permanente de la Excma. Diputación Provincial. 2. Su instalación tiene lugar en el Hospital de Agudos del Cardenal Salazar y en la Casa de Parturientas, establecimientos benéficos ambos, dependiente de la Corporación Provincial. 3. El reglamento por el que se rige la Facultad de Medicina, redactado en 162 artículos, se ocupa de toda la problemática que puede presentar un centro docente, dedicando gran parte de su articulado a la exposición y organización de las enseñanzas prácticas a realizar. 4. El régimen de estudio que se sigue en la Facultad de Medicina de Córdoba, es similar en todo, al que rige en los centros de enseñanza estatales de la época. Las enseñanzas que imparte, abarcan las veintitrés asignaturas obligatorias, que se desglosan en tres, para el Curso Preparatorio, dieciocho para los cursos de la Licencitatura y dos para el Doctorado. La sistemática relativa al ingreso en la Facultad, matriculaciones, duración de los cursos académicos, exámenes y ejercicios de grado, es exactamente la misma que se sigue en las Facultades de Medicina dependientes del Estado. 5. La existencia del centro alcanza solo cuatro cursos: desde el 1870 -71 y 1873 – 74. Ha de terminar, forzado por las circunstancias de una legislación desfavorable y por la resistencia e incomprensión que encuentra en el sector republicano que compone la Diputación Provincial. 6. El primer curso de su funcionamiento, 1870 – 71, se puede resumir de la siguiente forma: Total de matrículas efectuadas: 184. Total de asignaturas examinadas: 156. Total de aprobados: 145, con un porcentaje de 92, 94. Total de suspensos: 11, con un porcentaje de 7,05. 7. El curso 1871 – 72, tenemos los siguientes resultados: Total de matrículas efectuadas: 290. Total de asignaturas examinadas: 263. Total de aprobados: 246, o sea el 93,48% Total de suspensos: 17, o sea el 6,51% 8. El curso 1872 – 73, arroja las siguientes cifras: Total de matrículas efectuadas: 426. Total de asignaturas examinadas: 287. Total de aprobados: 244, con un % de 85,01 Total de suspensos: 43, con un % de 14,98 9. El último curso de existencia de la Facultad de Medicina cordobesa, 1873 – 74, nos ofrece: Total de matrículas efectuadas: 337. Total de asignaturas examinadas: 315. Total de aprobados: 280, o sea el 92,06%. Total de suspensos: 25, o sea el 7,63%. 10. Haciendo un cómputo final – que abarca los cuatro cursos- los resultados globales que la Facultad ofrece, son los que siguen: Total de matrículas efectuadas: 1237. Total de asignaturas examinadas: 1033. Total de aprobados: 936 Total de suspensos: 97 Tanto por ciento de aprobados: 90,60 Tanto por ciento de suspensos: 9,39. 11. En cuando a los Grados conferidos por la Facultad de Medicina cordobesa, solo se alcanza la cifra de once de Licenciatura y doce del Doctorado, correspondiendo estos a otros tanto catedráticos del centro, que aprovechan la coyuntura que le ofrece la libertad de enseñanza para lograr la superior titulación profesional. El corto número de alumnos licenciados, hay que imputarlos a la brevedad de la existencia de la Facultad, ya que, en el curso 1873 – 74, hay diez más en disposición de graduarse en la Licenciatura, cosa que no pueden realizar en Córdoba al precipitarse la clausura de la Universidad Libre. 12. Desde 1871, funciona en la Facultad de Medina una Escuela de Practicantes y Matronas, que finaliza igualmente en Septiembre de 1874. Componen su profesorado, tres de los catedráticos de aquella y tanto su organización como su régimen de estudios, es fiel reflejo de lo que sucede en las escuelas estatales de la misma titulación. Llegan a matricularse veintisiete alumnos para los estudios de practicante y siete alumno para matronas; se titulan doce de los primeros y las siete parteras. 13. El estamento docente de la Facultad de Medicina de Córdoba los componen hasta veintitrés catedráticos, algunos de los cuales solo tienen una dedicación efímera, unas veces por fallecimiento y otras por dimisiones. Si bien en su designación influyen, a veces, factores extraprofesionales, todos tienen en común su relevancia social y profesional en la ciudad, su edad es variada, pues mientras existen unos pocos de algo más de veinte años, otros rebasan la cincuentena, situándose lo más, entre los 40 y 50 años. Políticamente casi todos están en la línea del progresismo, aunque haya alguno que milite en la facción más extrema del partido republicano. Todos prácticamente, pertenecen a la élite cultural de Córdoba, formando parte en todas las manifestaciones de esta índole que en la ciudad se organizan. Desde el punto de vista profesional, la totalidad del profesorado raya en la máxima altura, constituyendo el núcleo de médicos cordobeses distinguidos de la época. En cuanto a su titulación, si bien la mayoría sólo dispone al comienzo de la existencia de la Facultad, de la Licenciatura, al cabo de cuatro años, todos menos uno, han alcanzado el grado de Doctor, aún en las especiales circunstancias favorables ya aludidas. Por fin, todos en general, se distinguen en su dedicación docente, a la que no escatiman esfuerzos y sacrificios llegando incluso a renunciar a su gratificación bien ganada, cuando se esgrimen, por parte de la Diputación Provincial, dificultades económicas para la supervivencia de la Facultad. 14. Del estudio de sus biografías se desprende que, aún cuando todos ellos como queda dicho, son merecedores del puesto que ocupan, hay algunos que descuellan especialmente. Estableciendo un resumido estudio comparativo, hemos de destacar profesionalmente a Don León Torrellas, Don José Valenzuela, Don Enrique de Luna y Don Juan Velasco. Desde el punto de vista político se distinguen Don Manuel de Luna, Don Rafael Anchelerga, Don Manuel Marín, Don Mariano Montilla, Don Bartolomé Belmonte y el citado Don Juan Velasco. En cuanto a su dedicación a la Facultad, sobresalen Don Manuel de Luna, Don Ángel Quintana, y otra vez, Don Juan Velasco. En el ambiente cultural destacan Don José Valenzuela, Don Jorge Massa y Don Narciso Sentenach. En conjunto, hay que resaltar la personalidad de Don León Torrellas, Don José Valenzuela y Don Manuel de Luna, entresacando el profesionalismos del primero, el polifacetismo del segundo la capacidad de trabajo del último. A poca distancia de estos tres, hay que situar a Don Juan Velasco, Don Enrique de Luna y Don Rafael Anchelerga. 15. El alumnado de la Facultad de Medicina está representado por 145 estudiantes, cifra a la que hay que añadir cuatro licenciados que cursan en Córdoba las asignaturas correspondientes al Doctorado, resultando un total de 149. Desglosados por cursos tenemos: En 1870 – 71 35 alumnos En 1871 – 72 54 alumnos En 1872 – 73 70 alumnos En 1873 – 74 69 alumnos. 16. La procedencia geográfica del alumnado, se reparte así: - Alumnos que proceden de la capital: 38. - Un 25,57% del total. - Alumnos que proceden de la provincia: 64. - Un 42,95% del total. - Alumnos que proceden de otras provincias andaluzas: 23. - Un 15,43% del total. - Alumnos que proceden de regiones vecinas: 14. - Un 9,39% del total. - Alumnos que proceden del resto de España: 10. - Un 6,66% del total. Solamente proceden de la pequeña y media burguesía, constituida por pequeños industriales, agricultores y profesiones liberales. Existe también un buen número de alumnos de estratos sociales más bajo que han de simultanear sus estudios con un trabajo y aún buscar las ayudas que la Diputación Provincial concede, en forma de dispensa de pago de matrícula. A este respecto constatamos, que 19 alumnos (un 12,75% del total) solicitan la gratuidad de enseñanza. 17. La mortalidad estudiantil que se observa, considerando el total de los cuatro cursos de existencia de la Facultad de Medicina, es la siguiente: De un total de 149 alumnos, solo 48 de ellos se reparten los 97 suspensos que tienen lugar. Nos resulta pues un porcentaje del 32,21%, de alumnos con calificaciones desfavorables. Cifra que choca con el 9,39% que existe de asignaturas suspensas y que, sin embargo se explica al considerar que todos ellos se los reparten, como decimos, solamente un tercio aproximado del alumnado. 18. Podemos resumir la trayectoria del alumnado cordobés, con las siguientes cifras: - Alumnos que terminan su licenciatura: 20. - Alumnos que logran el grado de Licenciado: 11. - Alumnos que siguen los estudios correspondientes al Doctorado: 9. - Alumnos que abandonan los estudios antes de la extinción de la Facultad de Medina: 5. - Alumnos que trasladan sus expedientes desde Córdoba a otras Facultades en los cuatro cursos: 67. - Alumnos de los que desconocemos su punto de destino, tras abandonar Córdoba: 53. 19. Del estudio de los expedientes de los alumnos y de otros conocimientos adquiridos en las fuentes consultadas, podemos afirmar que 57 de aquellos, llegan a ejercer la profesión (lo que representa un 38,25% del total de inscritos); 15 más, termina dedicándose a otras actividades; uno, fallece en 1879 sin finalizar la carrera y nos queda un resto de 76, del que desconocemos su posterior trayectoria. 20. En Resumen, la Facultad de Medicina de la Universidad Libre de Córdoba, a pesar de su efímera existencia, desarrolló una labor que no nos parece que desmereciera en absoluto, en el concierto de la enseñanza de la Medicina de la época. Sus virtudes y sus defectos, hijos de las circunstancias, son imputables en el mismo grado a otras facultades que, por entonces existían, lo mismo libres que estatales. Sus estadísticas pueden compararse con las de éstas, tanto en cifras de matriculaciones, como en el número de alumnos, e incluso en resultados (asombrosamente brillantes en todos sitios). No nos atrevemos a pronunciarnos sobre lo favorable o desfavorable que resultó la política de la libertad de enseñanza, ya que nos sería necesario conocer en amplia y profunda perspectiva, todos y cada uno de los centros universitarios que funcionaron bajo su amparo. Sin embargo, nos ha de servir como muestra, aquella Escuela Libre de Medicina de Sevilla, que nació asimismo tras la victoria de Alcolea y que pervivió a pesar de las legislaciones incongruentes y antagónicas que se sucedieron en los últimos lustros del siglo XIX. De este hecho, que catapultó a Sevilla, de por vida, a ciudad médica universitaria, hemos de deducir que la desaparición de muchos de los establecimientos libres de enseñanza, la Facultad de Medicina cordobesa entre otros, más imputable es a la desidia o a la miopía política de sus promotores, que a la propia legislación desfavorable. Una cosa sí que quedó en Córdoba: la sensibilización en su clase médica, que buscaría con ahínco el revivir de su Facultad; y tras alguna intentona no conseguida, como fue la Universidad Católica que solo se quedó en ciernes en 1885, la década de los setenta de este siglo XX ha significado por fin, el reencuentro de Córdoba con su vocación médica universitaria.es
dc.formatapplication/pdfes
dc.language.isospaes
dc.rightsAttribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional*
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/*
dc.subjectHistoriaes
dc.subjectHistoria de la Medicinaes
dc.subjectHistorias Especializadases
dc.titleEstudio histórico de la Facultad de Medicina de la Universidad Libre de Córdoba y su época (1870 – 1874)es
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/doctoralThesises
dcterms.identifierhttps://ror.org/03yxnpp24
dc.type.versioninfo:eu-repo/semantics/publishedVersiones
dc.rights.accessRightsinfo:eu-repo/semantics/openAccesses
dc.contributor.affiliationUniversidad de Sevilla. Departamento de Psiquiatríaes
idus.format.extent647 p.es

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