Can Virtual Reality be Used for the Prevention of Peer Sexual Harassment in Adolescence? First Evaluation of the Virtual-PRO Program

Abstract

Objetivo: El presente estudio analiza la eficacia del programa Virtual-PRO en la prevención del acoso sexual entre iguales promoviendo la intervención activa de los espectadores mediante el uso de la realidad virtual (RV). Se comprobó el impacto del programa en las actitudes sexistas, la desconexión moral, la intención de intervenir como espectadores y la implicación en agresión y victimización sexual. Método: Virtual-PRO es un programa curricular compuesto por seis unidades que incorpora la RV para mejorar la prevención del acoso sexual. La evaluación incluyó una medida pre-test, un post-test después de la intervención y una medida de seguimiento a los tres meses. En el estudio participaron 579 estudiantes españoles de entre 12 y 17 años (M = 14.76, DT = 0.88, 47.1% chicos), agrupados aleatoriamente en grupo experimental (n = 286) y control (n = 293). Resultados: El programa Virtual-PRO controló eficazmente los niveles de sexismo y redujo la desconexión moral en el grupo experimental en comparación con el grupo de control tres meses después de la intervención. También mostró resultados positivos en el cambio del comportamiento de los espectadores, mejorando la intención de intervenir cuando la víctima no era amigo o amiga. Por último, la victimización visual/verbal y online disminuyó en el grupo experimental y aumentó en el grupo control. No se encontraron diferencias en victimización sexual física y agresión sexual. Conclusiones: El primer ensayo del programa Virtual-PRO es prometedor y pone de relieve el uso de la RV como herramienta eficaz para la prevención del acoso sexual. Las medidas de seguimiento son esenciales para determinar con precisión el efecto de las intervenciones.

Objective: The present study analyzed the Virtual-PRO program’s efficacy in preventing peer sexual harassment by promoting the bystanders’ active intervention and incorporating a virtual reality (VR) component. The impact of the program on sexist attitudes, moral disengagement, the intention to intervene as bystanders, and the involvement in sexual aggression and victimization was tested. Method: Virtual-PRO is a VR-enhanced sexual harassment curricular prevention program of six one-hour sessions. The evaluation comprised a pre-test, a post-test after the intervention, and a follow-up measure at three months. In the study, 579 Spanish adolescent students aged between 12 and 17 years (M = 14.76, SD = 0.88; 47.1% boys) were randomly grouped into experimental (n = 286) and control (n = 293) conditions. Results: The Virtual-PRO program effectively controlled participants’ levels of sexism and reduced moral disengagement in the experimental group compared to the control group three months after the intervention. The program also showed positive results in changing bystander behavior, increasing the intention to intervene when the victim was not a friend. Finally, visual/verbal and online victimization decreased in the experimental group and increased in the control group. No differences were found for physical sexual victimization and sexual aggression. Conclusions: The first trial of the Virtual-PRO program is promising and highlights the use of VR as a sexual harassment prevention tool. Follow-up measures are essential to determine the impact of interventions accurately.