Resumen | La eclosión de desinformación (Powers; Kounalakis, 2017), bots y cámaras de eco (Del-
Vicario et al.,2016; Andrejevic, 2013), sumada a la invasión de fake news en las redes sociales
((McNair, 2018; Burkhardt, 2017), se ...
La eclosión de desinformación (Powers; Kounalakis, 2017), bots y cámaras de eco (Del-
Vicario et al.,2016; Andrejevic, 2013), sumada a la invasión de fake news en las redes sociales
((McNair, 2018; Burkhardt, 2017), se ha convertido en una seña de identidad de la agenda
política, mediática y pública. Sucede en un entorno digital dominado por la influencia de un
usuario capaz de viralizar los bulos en la red (Pérez Curiel &Limón Naharro,2019). En paralelo,
surgen las agencias de factckecking, dispuestas a localizar la mentira y denunciarla, aunque las
estrategias definidas pueden favorecer más la propagación que el desmentido (Corominas y
Padilla, 2018) Urge, entonces, someter a un proceso de verificación (Stahl ,2018; Mazaira-
Castro, Rúas-Araújo & Puentes-Rivera, 2019) a las agencias de factckekers, con una revisión
previa de códigos fake del discurso social en la red. En el marco de la publicación de la Sentencia
del Tribunal Supremo sobre los Juicios del Proces (14 de octubre de 2019) se produce una
cadena de disturbios que centra la atención de las portadas mediáticas nacionales e
internacionales. El objetivo general del estudio es conocer en Twitter las fake news sobre los
disturbios catalanes, las estrategias de verificación y el nivel de impacto y reacción de los
públicos. Aplicamos una metodología triangular de análisis de contenido comparado
(Krippendorff, 2004), y sobre una muestra de tweets (n1=4500) se analiza el tratamiento de los
tweets fake (n2=62) detectados por Maldito Bulo, Newtral y Verificat. Los resultados confirman
que la mayor parte de los autores de las noticias falsas corresponde a cuentas de particulares y
que las estrategias de factckecking pueden favorecer más la viralización que el desmentido.
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