Revista de historia contemporánea - 1999/2000 - Nº 9 y 10 - Vol. I
URI permanente para esta colecciónhttps://hdl.handle.net/11441/2883
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Artículo Un "burgo podrido" en la Andalucía de la Segunda República(Universidad de Sevilla, 1999) Álvarez Rey, Leandro; Universidad de Sevilla. Departamento de Historia ContemporáneaArtículo La construcción de un mito. El trienio bolchevique en Andalucía(Universidad de Sevilla, 2000) González Fernández, Ángeles; Universidad de Sevilla. Departamento de Historia ContemporáneaArtículo En torno al liberalismo (doctrinario) del político conservador Antonio Cánovas del Castillo(Universidad de Sevilla, 1999) Gómez Ochoa, FidelArtículo Quince documentos inéditos sobre la polémica entre C. Nocedad y F. Navarro Villoslada relativa a la dirección única de la prensa carlista (diciembre de 1871-febrero de 1872)(Universidad de Sevilla, 2000) Mata Induráin, Carlos; Universidad de Sevilla. Departamento de Historia ContemporáneaEste artículo presenta quince documentos inéditos que ilustran la polémica mantenida a finales de 1871 y primeros meses de 1872 entre Cándido Nocedal, designado por don Carlos para presidir la junta de directores de los periódicos carlistas, y Francisco Navarro Villoslada, ex-secretario del pretendiente y director de El Pensamiento Español, contrario a dicha dirección única.Todos estos documentos, que luego transcribo, se encuentran en el archivo del escritor navarro, conservado en la actualidad en la Biblioteca de Humanidades de la Universidad de Navarra, adonde fue cedido por sus descendientes. La existencia de este «magnífico archivo» ya había sido señalada por José Simón Díaz en un artículo del año 1946 en el que llamaba además la atención sobre el injusto olvido en que se hallaba la figura del literato, político y periodista nacido y muerto en la ciudad de Viana, en Navarra.Artículo Familia y educación en cuatro miembros de la generación de 1927(Universidad de Sevilla, 2000) Cuenca Toribio, José ManuelArtículo Poder político y prensa: la figura del gobernador civil en el sistema informativo de la España decimonónica(Universidad de Sevilla, 2000) Ruiz Acosta, María José; Universidad de Sevilla. Departamento de Periodismo IILos esfuerzos de la Iglesia para procurar la unión de los católicos españoles durante la Restauración canovista son conocidos.A su estudio en el ámbito nacional y local se han consagrado destacados especialistas que han desvelado los entresijos de las gestiones emprendidas al más alto nivel, los diversos mecanismos puestos en marcha para procurar el entendimiento entre la disgregada familia católica, las relevantes personalidades que intervinieron...Las conclusiones de dichos especialistas son prácticamente coincidentes: los escasos resultados obtenidos durante la fase decimonónica de la Restauración, a pesar de los esfuerzos materiales y humanos puestos al servicio de la causa católica; tras denodados impulsos se vislumbraron mejores perspectivas en el crepúsculo restauracionista. Con demasiada frecuencia tendemos a reducir la responsabili dad de la ausencia de una única respuesta confesional a la guerra fraticida existente entre los católicos vinculados al liberalismo canovista y los católicos férreamente antiliberales, carlistas e integristas, inmersos entre sí, también, en un pleito de difícil solución. Guerra a la que asistían en actitud espectante aquellos otros que no se sentían sedu cidos por ninguna de las dos opciones (en realidad tres, tal como derivó la situación a partir de 1888) en liza. Con menos frecuencia insistimos en las divergencias existentes en el seno del episcopado español del que se ha apuntado en distintas ocasiones su incapacidad no sólo para marcar el destino, la meta, sino que ni siquiera parecía capaz de deslindar la cañada (o cañadas) por la que había de transitar el rebaño.Consolidar un liderazgo claro en la dirección española de la empresa no era una cuestión fácil por más que el carácter jerárquico de la Iglesia así lo pareciera.El revestir al cardenal primado, Sancha Hervás de la autoridad necesaria para dirigir la acción católica, traducido a comienzos del siglo XX en una respuesta conjunta ante la realidad político-social conllevó enormes dificultades. Los ya de sobra conocidos sucesos en los prolegómenos del congreso católico de Burgos, celebrado en 1899, cuando su propuesta de unidad de acción entre sus diocesanos en cuestiones electorales fue agriamente contestada por el magistral de la Hispalense, le dejó sin ganas para dirigir la empresa. El recelo, incluso hacia sus hermanos en el episcopado, anegaba los pensamientos que sobre la unión de los católicos tuviese Sancha en estos momentos.Artículo El cardenal Sancha Hervás y la unión de los católicos. Notas para la historia del movimiento católico español(Universidad de Sevilla, 2000) Ruiz Sánchez, José Leonardo; Universidad de Sevilla. Departamento de Historia ContemporáneaLos esfuerzos de la Iglesia para procurar la unión de los católicos españoles durante la Restauración canovista son conocidos.A su estudio en el ámbito nacional y local se han consagrado destacados especialistas que han desvelado los entresijos de las gestiones emprendidas al más alto nivel, los diversos mecanismos puestos en marcha para procurar el entendimiento entre la disgregada familia católica, las relevantes personalidades que intervinieron...Las conclusiones de dichos especialistas son prácticamente coincidentes: los escasos resultados obtenidos durante la fase decimonónica de la Restauración, a pesar de los esfuerzos materiales y humanos puestos al servicio de la causa católica; tras denodados impulsos se vislumbraron mejores perspectivas en el crepúsculo restauracionista. Con demasiada frecuencia tendemos a reducir la responsabilidad de la ausencia de una única respuesta confesional a la guerra fratricida existente entre los católicos vinculados al liberalismo canovista y los católicos férreamente antiliberales, carlistas e integristas, inmersos entre sí, también, en un pleito de difícil solución. Guerra a la que asistían en actitud expectante aquellos otros que no se sentían seducidos por ninguna de las dos opciones (en realidad tres, tal como derivó la situación a partir de 1888) en liza. Con menos frecuencia insistimos en las divergencias existentes en el seno del episcopado español del que se ha apuntado en distintas ocasiones su incapacidad no sólo para marcar el destino, la meta, sino que ni siquiera parecía capaz de deslindar la cañada (o cañadas) por la que había de transitar el rebaño.Consolidar un liderazgo claro en la dirección española de la empresa no era una cuestión fácil por más que el carácter jerarquice de la Iglesia así lo pareciera.El revestir al cardenal primado, Sancha Hervás de la autoridad necesaria para dirigir la acción católica, traducido a comienzos del siglo XX en una respuesta conjunta ante la realidad político-social conllevó enormes dificultades. Los ya de sobra conocidos sucesos en los prolegómenos del congreso católico de Burgos, celebrado en 1899, cuando su propuesta de unidad de acción entre sus diocesanos en cuestiones electorales fue agriamente contestada por el magistral de la Hispalense, le dejó sin ganas para dirigir la empresa. El recelo, incluso hacia sus hermanos en el episcopado, anegaba los pensamientos que sobre la unión de los católicos tuviese Sancha en estos momentos. En numerosas ocasiones no se repara suficientemente en las dificultades que para la organización política de los católicos españoles suponía el propio sistema de la Restauración. Se suele ignorar que la incorporación de la acción católica en el apartado político, la entrada de una nueva organización en la pugna electoral, con independencia del credo ideológico que defendiese, generaba reajustes que incomodaba a los del tumo. En el sentido que nos interesa, la irrupción de la vía católica, existen acusaciones de los prelados españoles al caciquismo que, según estas fuentes, hacía estériles los esfuerzos para realizar los planteamientos trazados en Burgos. No se trata de reiterar lo ya conocido sobre el proceso que condujo al establecimiento en España de la primera acción católica bajo la dirección del primado; tampoco el análisis de aquellos casos en los que sí fue posible que la organización católica se abriera paso en la vida pública (Valencia, Zaragoza, Sevilla). El presente trabajo aborda las reflexiones, las preocupaciones del episcopado español cuando tuvo que poner en marcha la acción social católica. Tras la celebración del congreso de Burgos y hasta el Breve Quos Nuper (abril de 1903) por el que León XIII le encargaba a Sancha la tarea, los distintos prelados comprometidos dejaron plasmados en sus escritos (aparte de reflexiones, dudas, temores) las causas: la delicada situación del catolicismo hispano, la profunda división del episcopado, la visión negativa del caciquismo, la participación de los católicos en el régimen canovista. Todo ello, insistimos, cuando se buscaba una respuesta conjunta en una sociedad cuyo marco ideológico era liberal.Artículo Estudios migratorios comparados: Andalucía a la luz de la emigración gallega a América(Universidad de Sevilla, 2000) Contreras Pérez, Francisco; Universidad de Sevilla. Departamento de Historia ContemporáneaArtículo La Constitución de 1876 a través de los discursos parlamentarios(Universidad de Sevilla, 2000) Ramos Rovi, María José; Universidad de Sevilla. Departamento de Historia ContemporáneaArtículo Romanticismo e historia nacional(Universidad de Sevilla, 2000) Moreno Alonso, Manuel; Universidad de Sevilla. Departamento de Historia ContemporáneaLa historia nacional se construye durante el Romanticismo. Una de las más originales actitudes del romanticismo decimonónico fue su atracción por la historia, que llega a hacer de ésta, casi en exclusividad, una de las principales razones de su definición y esencia peculiar. Por otro lado, el Romanticismo no es sino la Ideología de la nueva sociedad que, surgida tras la revolución francesa y las guerras napoleónicas, expresa la concepción del mundo de una generación que no creía ya en ningún valor absoluto.De donde la necesidad de construir el presente y el futuro sobre el pasado, esto es la historia como única garantía para la construcción de un nuevo tiempo. Por esta razón, en España, el romanticismo histórico se inicia, en verdad, en 1808, fecha en la que puede darse por finalizada la fase prerromántica. A partir de entonces, y junto con la lucha por la libertad, la historicidad se convierte en un estado permanente de sensibilidad siempre presente en los hombres de aquella generación.Artículo El nacimiento de la democracia cristiana en Bélgica: la "joven derecha ante las agitaciones obreras de 1886"(Universidad de Sevilla, Departamento de Historia Contemporánea, 2000) Velasco Mesa, Custodio; Universidad de Sevilla. Departamento de Historia Contemporánea