Abstract | El suicidio ha llegado a constituir en nuestros días uno de los problemas más acuciantes con que tiene que enfrentarse nuestra sociedad. El suicidio ocupa un lugar destacado entre los motivos más frecuentes de muerte en ...
El suicidio ha llegado a constituir en nuestros días uno de los problemas más acuciantes con que tiene que enfrentarse nuestra sociedad. El suicidio ocupa un lugar destacado entre los motivos más frecuentes de muerte en la actualidad, junto con los tumores en general y las enfermedades cardíacas. Pero el problema no se limita a los suicidios consumidos, sino a toda conducta que lleva implícita un deseo más o menos encubierto de morir. Es por esto, que al considerar todas las modalidades de conductas suicidas, desde la simple idea hasta el suicidio consumido, el problema cobra proporciones alarmantes. Las cifras es estadísticas de suicidio no pueden ser tomadas en su valor, ya que como más adelante expondremos, solamente reflejan una parte de las muertes reales por suicido. En el caso de las cifras de intentos de suicidio, estas vienen a reflejar valores hasta diez y más veces inferiores a la realidad. Todos los autores que se han dedicado al tema coinciden en afirmar que el suicidio es la gran enfermedad de nuestro siglo.
El psiquiatra y todo profesional ligado a la asistencia psiquiátrica, viven cerca de este problema día a día en su quehacer terapéutico. Toda persona afecta de una enfermedad psíquica y, en general, todo aquel que, condicionado por factores muy variados, se encuentra en una situación de conflicto intenso, en el que la angustia, el temor, la desesperanza, la soledad y otros sentimientos se agudizan, es un sujeto potencialmente suicida. Por esta razón, el psiquiatra vive con intensidad, a veces angustiosa, el acompañamiento terapéutico del paciente, en cuya evolución puede aparecer con frecuencia la idea, el deseo y hasta la puesta en marcha del acto suicida.
La importancia, pues, del suicidio dentro de nuestra sociedad actual y más en particular, el cotidiano contacto con el paciente suicida, como profesional de la psiquiatría, son las dos razones fundamentales para la elección del tema del suicidio como estudio de la presente tesis para el Doctorado.
A lo largo de cinco años, primero en periodo de formación como especialista en la Escuela Profesional de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Sevilla, bajo la dirección del Profesor Doctor Francisco Alonso Fernández, y, más tarde, como médico psiquiatra del Departamento de Psiquiatría de la misma Facultad, hemos tenido un diario contacto con el enfermo psiquiátrico. Desde los comienzos nos llamó especialmente la atención el problema del suicidio, publicando ya en 1974, junto con el Doctor González Infantes, un estudio epidemiológico sobre tentativas de suicidio. Posteriormente seguimos interesados en el tema, centrando nuestra atención sobre la frecuencia, causas y dinámica del suicidio en adolescentes. Frente a las conductas suicidas de los adultos en el marco de un cuadro depresivo, o, más rara vez esquizofrénico, la afluencia de adolescentes con rasgos de inmadurez de personalidad y relaciones conflictivas con el medio, consecuencia de las cuales habían llevado a cabo uno o varios intentos de suicidio, era muy superior. Estos hechos condicionaron nuestra atención y nos impulsaron a concretar el problema del suicidio al ámbito de la adolescencia.
Al Profesor Alonso Fernández, bajo cuya dirección y orientación hemos trabajado en estos cinco años de contacto estrecho con la Psiquiatría, le hemos oído en repetidas ocasiones al abordar el tema del suicidio una afirmación, que recoge, por otra parte, en su obra: “el suicidio es más expresión de vida que de muerte”. Es ésta una constante del Profesor Alonso Fernández siempre que afronta el tema del suicidio.
La propuesta que hicimos al elegir el tema de la Tesis de abordar el suicidio y más concretamente los intentos de suicidio en los adolescentes fue compartida por el Profesor Alonso Fernández y completada por el al indicarnos como tema dentro del amplio campo propuesto, el estudio de la imagen de vida y muerte en estos adolescentes suicidas.
He aquí, pues, las razones que nos han llevado a elegir el tema y centrarlo en un aspecto tan concreto.
Elegido el tema quedaba por fijar el objetivo y la sistemática a seguir para conseguirlo.
La idea de la muerte en el suicida ha sido objeto de referencias por parte de autores muy diversos, aunque contrasta la relativa escasez de estas referencias frente a la abundancia de daros en otros múltiples aspectos del suicidio. En la parte teórica trataremos con más extensión este problema.
Como propósito de la tesis fijamos el estudio de la imagen de vida y muerte en el adolescente suicida. Al hablar de imagen incluimos bajo este término las ideas, sentimientos, representaciones, etc., que el sujeto hace de su propia muerte. Hablamos conjuntamente de vida y muerte, puesto que coexisten a un tiempo y se hacen inseparables cuando se trata de llegar a una profunda comprensión de la imagen de vida y muerte. El estudio de la imagen de vida y muerte se puede realizar desde muy diversas vertientes. Así resultan interesantes las vertientes antropológicas, filosófica, psicológica y otras muchas. No obstante, hemos querido acercarnos al tema con un único objetivo, cual es el conocer en sus características los contenidos sobre la muerte, que abrigan los adolescentes en la acometida del acto suicida, la génesis de los mismos y sus posibles implicaciones en el propio acto suicida. Hemos abandonado, en lo posible, la tentación de adentrarnos por los ambiguos campos de la especulación, concentrándonos en la constatación y elaboración de los datos desde un punto de vista estrictamente fenomenológico. Creemos una labor positiva ofrecer datos de la realidad que posteriormente puedan servir para abordar otros aspectos ya enunciados, que aquí hemos soslayado, aún cuando los consideramos importantes y necesarios.
Para la consecución de este objetivo adoptamos una sistemática en nuestro estudio, que será expuesta en el capítulo sobre metodología.
CONCLUSIONES
A partir de los datos sobre la imagen de muerte facilitados por los propios sujetos suicidas en las entrevistas mantenidas durante las primeras 24 horas posteriores al intento de suicidio, la realización de un dibujo proyectivo-expresivo y de la prueba incompleta del TAT, podemos establecer las conclusiones siguientes:
1. El adolescente futuro suicida se caracteriza, en una fase previa a la puesta en marcha del acto suicida, por poseer una personalidad en la que es posible encontrar:
a) Rasgos característicos de la estirpe neurótica que configuran un desarrollo anómalo de personalidad, pudiendo llegar, en algunos casos, a la irrupción de una neurosis fásica.
b) Un estado de ánimo depresivo, en el que juegan un papel etiopatogénico un factor endógeno o un factor situativo.
c) Una relación conflictiva con el medio, que no se muestra sustancialmente diferente del medio en que otros adolescentes no suicidas se mueven.
2. La confluencia de estos factores en el adolescente suicida permite distinguir tres grupos según la intensidad con que se presenten:
a) Sujetos en los que el factor psicosituativo es muy manifiesto, junto con una tendencia al estado de ánimo depresivo, en el que juega mayor papel el componente situativo que el endógeno.
b) Sujetos afectos de una depresión endosituativa intensa, encontrándose en su personalidad rasgos de inmadurez afectiva y dificultad para la relación con los otros.
c) Sujetos con radicales histéricos muy evidentes, en los que el factor depresivo está ausente o solo se presenta en su forma de reacción vivencial.
3. La imagen de la muerte, mediante el suicidio, hace su aparición en el adolescente, cuando la situación conflictual se hace insostenible o bien el componente endógeno de su depresión agudiza la sintomatología depresiva.
4. La irrupción de la imagen de la muerte en el adolescente presuicida determina en este el planteamiento de tres hechos simultáneos y estrechamente correlacionados:
a) La muerte como solución a la situación conflictual que vive.
b) El morir, como fenómeno natural.
c) El más allá de la muerte.
5. El significado que la muerte tiene como solución a la situación presuicida, permite diferenciar tres grupos en la población suicida adolescente:
a) La muerte como LIBERACION en sujetos con fuerte componente neurótico, tendencia a la evasión y relaciones de dependencia afectiva con el medio.
b) La muerte por DESESPERACION en sujetos en los que el factor depresivo es intenso, hasta el punto de sumirlo en una situación que les incapacita para concebir ilusiones y esperanza.
c) La muerte por CHANTAJE en sujetos históricos, en los que la muerte se ofrece como medio de modificar sus relaciones con otra persona.
6. El adolescente, en general, se plantea el fenómeno del morir de muy diversas formas. En estas interviene, con un papel importante, el factor sociocultural.
a) La dimensión orgánica de la muerte como proceso de descomposición.
b) La dimensión psicológica, como ausencia de actividad psíquica (sentimientos, pensamiento, etc…).
c) La dimensión social, como repercusión de la propia muerte en el medio social.
d) La dimensión del más allá, como posibilidad de una nueva vida o, por el contrario, la nada.
7. La vivencia cercana de la muerte determina en el adolescente, suicida cambios sustanciales en su concepción del fenómeno de la muerte, frente al adolescente no suicida:
a) Hay un sentimiento más intenso de ansiedad posiblemente derivado de su sentimiento de culpa por la realización del intento.
b) Se centra más en la dimensión del más allá de la muerte, en detrimento de las dimensiones más concretas de la misma.
c) Hay una mayor tendencia que en la población adolescente no suicida a la representación de la repercusión social de la propia muerte.
8. La imagen del más allá en el adolescente suicida ofrece dos posibilidades de configuración, estrechamente ligados a la significación, que la muerte tiene para su situación presuicida:
a) La muerte como LIBERACION se correlaciona con una representación del más allá en el que será posible vivir sin conflictos y afectivamente realizados.
b) La muerte por DESESPERACION lleva unida la concepción de la NADA tras el morir, ya que el sujeto se siente incapacitado para concebir una existencia sin las vivencias de tristeza y desesperanza, que experimenta en su actual situación depresiva.
c) La muerte por CHANTAJE, al no considerar esta como fin, conlleva la no representación del más allá en el momento del intento suicida.
9. En todo intento suicida, en general, el sujeto adolescente abriga una imagen de VIDA y no de MUERTE, salvo en los casos de profunda depresión.
10. Al presentarse la imagen de la muerte ante el sujeto como VIDA, encontramos en él un factor más, que coadyuva a la puesta en marcha del acto suicida.
11. La imagen de la NADA ejerce asimismo un papel de coadyuvante en la acometida del acto suicida, puesto que para el sujeto sumido en la desesperanza, la nada supone un beneficio.
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