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Tesis Doctoral

dc.contributor.advisorMartínez Pérez, Felipees
dc.creatorCasero Nieto, Juan Antonioes
dc.date.accessioned2018-08-09T08:56:25Z
dc.date.available2018-08-09T08:56:25Z
dc.date.issued1982-05-18
dc.identifier.citationCasero Nieto, J.A. (1982). La organización hospitalaria en Filipinas durante la Colonización Española. (Tesis Doctoral Inédita). Universidad de Sevilla, Sevilla.
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/11441/77944
dc.description.abstractRealizado bajo el método científico social, el trabajo “Organización hospitalaria en Filipinas durante la Colonización Española.” quiere ser el que las normas vigentes señalan para obtener el Grado de Doctor en Medicina. Las características y peculiaridades de las fundaciones hospitalarias en el Archipiélago Filipino despertaron mi interés y han motivado la elección del tema de esta investigación, llevada a cabo en el Archivo Ibero-Oriental, Archivo General de Indias, archivo Histórico Nacional, Archivo Bazán, Escuela de Estudios Hispanoamericanos y biblioteca de San Juan de los Reyes. Tras haber efectuado una lectura exhaustiva de las fuentes documentales manuscritas y bibliográficas relacionadas con este trabajo, el material recogido nos permitió penetrar en el conocimiento y funcionamiento de los hospitales durante la época colonial. En el Archipiélago que Magallanes descubriera y que conquistara Legazpi se efectuó, paralela con los hechos de la conquista bélica, una progresiva acción evangelizadora de los franciscanos, dominicos, agustinos y jesuitas. Esta evangelización se apoyó, principalmente, en la creación de lugares adecuados para la atención de los enfermos. Las bases a partir de las cuales se desarrolló la asistencia hospitalaria fueron tres: 1). Los antecedentes prehispánicos, 2). La Iglesia y 3). El Estado y las leyes. En efecto, la escasez de recursos médicos en las Islas Filipinas, la falta de facultativos que proveyesen esta ciencia y la existencia de una población con creencias en la superchería y los agüeros sumamente arraigas, impulsó a la Iglesia a la creación de hospitales. Por otra parte, la Corona española dictó, en diferentes épocas, disposiciones relativas al establecimiento de hospitales, conservación y bienes de sustento de los mismos. Nueve fueron los hospitales más sobresalientes en las Islas Filipinas y se denominaron del Rey, Los Baños, Los Naturales, San Lázaro, San Juan de Dios, Nueva Cáceres, Cavite, San Gabriel y Cañacao. Además se fundaron otros de menor importancia, como los de San José Lucena, Tocolana, Convalecientes, Dulak y Antipolo. Paralelamente se montaron, en las cabeceras de las provincias y distritos, las enfermerías. El hospital Real, fundado por los primeros españoles que llegaron a las Islas, contó con la asistencia de los pocos médicos, cirujanos y boticarios que arrivaron al Archipiélago Magallánico. Dicha coyuntura fue aprovechada por los religiosos para aprender el noble arte de curar. A esta, nos atrevemos a denominar “Escuela de Medicina”, se debió, en parte, el desarrollo de la asistencia hospitalaria; pues los religiosos médico-cirujanos que se formaron en ella pudieron, con los conocimientos adquiridos, fundar hospitales y desarrollar en ellos una buena labor sanitaria. Los hospitales de San Lázaro, Nueva Cáceres y Los Naturales fueron fundados y administrados por los franciscanos españoles, con el fin de albergar a los enfermos de lepra, muy numerosos en aquella época. El de Los Naturales, al erigirse el hospital de San Lázaro al otro lado del río de la ciudad de Manila, pasó a ser propiedad de la Mesa de la Misericordia y posteriormente a los hermanos de San Juan de Dios, tomando el nombre del fundador de esta Orden. El hospital de San Gabriel, fundado por los dominicos, fue dedicado exclusivamente a la población china, venida de Filipinas a comerciar. Cavite, lugar estratégico para el comercio exterior, también tuvo su hospital, primero en San Roque, en terrenos ganados al mar y, posteriormente, al encargarse los juaninos de su administración, en el centro de la ciudad. El hospital de Los Baños, situado en el pueblo del mismo nombre, cerca de la Laguna de Bay, se fundó para aprovechar las aguas minero-medicinales que allí nacían. Cañacao fue el lugar en donde se ubicó el hospital militar más destacado, también existieron varias enfermerías militares, situadas en Olongapó, Puerto Princesa, Isla de Yap, Zamboanga, Pollok, Isabela de Basilan, Balabac y Bongao. El bajo nivel hospitalario en que vivió Filipinas, en la primera época colonial, hizo poco necesarias la elaboración de ordenanzas o normas especiales para el buen funcionamiento de los hospitales. Las primeras Constituciones, dictadas para el gobierno del hospital Real, sirvieron de base para el ordenamiento de los establecimientos que posteriormente se fueron fundado. Después de estas Constituciones no encontramos ningún documento, sobre legislación interna hospitalaria, hasta bien entrando el siglo XIX, en el que se hacen los reglamentos de los hospitales militares, San Lázaro, San Juan de Dios y Los Baños. En ellos se establecen los derechos y deberes del personal facultativo y de la administración. El personal facultativo se hacía constar de uno o varios médicos, que visitarían a los enfermos, prescribiendo la medicación adecuada y asistirían a los enfermos graves que entraran en el establecimiento; de un farmacéutico, encargado de llevar la analítica llevar la contabilidad de las drogas, aparatos y enseres, disponer de los medios desinfección necesarios, formar mensualmente el resumen de los medicamentos suministrados por la botica a los enfermos; y de un cuerpo de practicantes. La administración, según los citados reglamentos, estaba a cargo de un administrador o mayordomo; los derechos y deberes de los administradores son distintos en cada caso, por la diferente función de los hospitales y características peculiares de cada uno. En cuanto al sostenimiento económico de los hospitales diremos que, en su mayor parte, contaban con bienes de sustento, los cuales aumentaban por medio de mercedes otorgadas por la Corona española o donaciones particulares, que consistían generalmente en tierras de estancia para ganado, de cuyo producto se beneficiaba el hospital. Los hospitales que carecían de rentas, sustentaban de las solicitadas por los religiosos a los filipinos, chinos y españoles; quinees contribuían al mantenimiento de los hospitales con ayudas de todo tipo. CONCLUSIONES 1. Al llegar los primeros españoles a las Filipinas encuentran una población con creencias en la superchería y los agüeros sumamente arraigadas. 2. La escasez de recursos médicos en el Archipiélago Filipino, la falta de facultativos que proveyesen esta ciencia y la existencia de los hechiceros impulsó a la Iglesia, apoyada por las disposiciones dictadas por la Corona relativas al establecimiento de hospitales, a la creación de una estructura sanitaria. 3. La obra hospitalaria, tuvo como fines, la congregación de los naturales en poblaciones; la conversión a la nueva fe, que sirvió como medio de sujeción, y el auxilio a sus necesidades físicas. 4. Para que los habitantes de las Islas recibieran la adecuada atención médica, los religiosos, con gran espíritu de superación, decidieron aprender el arte de curar, en el hospital Real, teniendo como maestros a los escasos médicos europeos que había, y convertirse en médico-cirujanos no titulados. Estos, con los conocimientos adquiridos, pudieron fundar hospitales y desarrollar en ellos una buena labor sanitaria. Expandiendo, al mismo tiempo, la religión cristiana. 5. Nueve fueron los hospitales más sobresalientes durante la colonización; cuya denominación fue del Rey, Los Naturales, San Juan de Dios, San Lázaro, Nueva Cáceres, Cavite, San Gabriel, Los Baños y Cañacao. 6. Todos ellos fueron fundados y administrados por los religiosos franciscanos; excepto el del Rey fundado por los primeros españoles; el de San Gabriel fundado y administrado por los dominicos; y el de Cañacao, estrictamente militar. 7. Posteriormente, los juanino, al pasar a las Islas, en el Siglo XVII, fundaron el hospital de Convalecientes y se hicieron cargo de los de Cavite y San Juan de Dios. 8. Los hospitales del Rey, San Juan de Dios y Cavite se dedicaron a la asistencia de enfermos con enfermedades no contagiosas; Nueva Cáceres, San Lázaro y Los Naturales albergaron a los enfermos de lepra; el de San Gabriel se dedicó a los chinos; el de Los Baños se erigió con el fin de aprovechar las aguas minero-medicinales que brotaban en el lugar de su ubicación; y por último, el de Cañacao exclusivamente para la gente de armas o tropa miliar. 9. Paralelamente a la fundación de los hospitales más destacados se montaron, basados en los mismos principios de caridad y ayuda a los enfermos, en las cabe-ceras de los distritos y provincias, las enfermerías. 10. El bajo nivel hospitalario en que vivió Filipinas, en la primera época colonial, hizo poco necesarias la elaboración de ordenanzas o normas especiales para el buen funcionamiento de los hospitales. 11. Las primeras Constituciones dictadas, por Gómez Pérez Dasmariñas, para el Gobierno interior del hospital Real son, al parecer, de 1593 y sirvieron de base para el ordenamiento de los hospitales que posteriormente se fueron fundado. 12. Después de estas Constituciones no encontramos ningún documento, sobre la legislación interna hospitalaria hasta bien entrado el siglo XIX, en el que se hacen los reglamentos de los hospitales militares, San Lázaro, San Juan de Dios y Los Baños. 13. En los Reglamentos hospitalarios del siglo XIX se pueden establecer dos partes perfectamente diferenciadas, la primera referida al servicio facultativo y la segunda a la administración. En la referida al servicio facultativo se reglamentan los deberes y derechos tanto de los médicos, directores o supernumerarios; como de los farmacéuticos; practicantes y enfermeros. La segunda parte o de la administración establece los derechos y obligaciones de los administradores, distintos en cada caso por la diferente función de los hospitales y características peculiares de cada uno. 14. En cuanto al sostenimiento económico de los hospitales diremos que, en su mayor parte, contaban con bienes de sustento, los cuales aumentaban por medio de mercedes otorgadas por la Corona española o donaciones particulares, que consistían generalmente en tierras de estancia para ganado, de cuyo producto se beneficiaba el hospital. 15. Los hospitales que carecían de rentas, se sustentaban de las limosnas solicitadas por los religiosos a los filipinos, chinos y españoles; quienes contribuían al mantenimiento de los hospitales con ayuda de todo tipo. 16. Los hospitales no sirvieron únicamente para fines terapéuticos, sino también como centro de aculturación, práctica y ensayo de las estructuras y organización de algunos grupos en la Colonia. 17. El estudio histórico médico, sobre la base fundamental de los fenómenos patológicos, descubre el estado social, sanitario y económico que los produce en una región y época determinadas, así como la aplicación que se ha hecho de las artes y de las ciencias de una cultura concreta a los problemas de la salud y de las enfermedades, no menos que la evolución y desarrollo de las mismas, previsión de epidemias y brotes de enfermedades históricas… No saber historia es estar condenado a repetirla, según Ortega. De ahí su necesidad. Al menos en medicina.es
dc.formatapplication/pdfes
dc.language.isospaes
dc.rightsAttribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional*
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/*
dc.subjectCiencias médicases
dc.subjectSalud públicaes
dc.titleLa organización hospitalaria en Filipinas durante la Colonización Españolaes
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/doctoralThesises
dcterms.identifierhttps://ror.org/03yxnpp24
dc.type.versioninfo:eu-repo/semantics/publishedVersiones
dc.rights.accessRightsinfo:eu-repo/semantics/openAccesses
dc.contributor.affiliationUniversidad de Sevilla. Departamento de Psiquiatríaes
idus.format.extent215 p.es

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