Abstract | Se estudia la masa ósea en 134 mujeres premenopáusicas, de edades comprendidas entre los 40 y 50 años. El 80% presentaron valores de D.M.O. inferiores a los normales, con una elevada proporción, el 22%, situados por debajo ...
Se estudia la masa ósea en 134 mujeres premenopáusicas, de edades comprendidas entre los 40 y 50 años. El 80% presentaron valores de D.M.O. inferiores a los normales, con una elevada proporción, el 22%, situados por debajo del umbral de fractura fácil, resultados que no coinciden con lo aceptado hasta ahora. El estado de la masa ósea en la premenopausia se mostró independiente de la edad y con dicionado en gran medida por el nivel socioeconómico, la paridad, el valor del Índice KUPPERMAN, el Índice de Masa Corporal, el tipo menstrual y por la presencia de factores desfavorables para la adquisición del capital óseo y el mantenimiento ulterior del mismo. Se propone un baremo de riesgo de Osteoporosis que obvia la falta de recursos y permite detectar, con una elevada fiabilidad, a las premenopáusicas con posible anomalía ósea, a las que queda reservada la práctica de una fotodensitometría. De este modo, se reduce el número de exploraciones, lo que a su vez facilita, con los medios actuales, la atención a un grupo importante de población. La profilaxis de la osteoporosis climatérica, basada en la corrección de los factores desfavorables, el suplemento de la dieta de calcio y en la administración de estrógenos y de gestágenos, mostró gran eficacia y fue seguida de una elevación significativa de los valores iniciales de la masa ósea, además de la desaparición de la sintomatología climatérica, de la regulación menstrual y de una mejoría del metabolismo lipídico. La Osteoporosis Involutiva o de Tipo II u Osteoporosis Postmenopáusica es, sin duda, la alteración metabólica ósea más frecuente. Es, además, una enfermedad gravada con una elevada tasa de morbi-mortalidad, que, asimismo, conlleva un alto coste socioeconómico. En general, se acepta que durante la premenopausia los valores de la masa ósea son normales y que la pérdida anormal, consecuencia directa de la claudicación funcional de la gónada, sólo se inicia a partir de la menopausia. Esto explica que la casi totalidad de los protocolos para el estudio de la osteoporosis, recomienden practicar la primera densitometría después de transcurrido cierto tiempo del cese definitivo de las menstruaciones. Sin embargo, no es infrecuente encontrar mujeres que en la primera valoración, realizada antes de transcurridos seis meses de la menopausia, muestren valores de masa ósea inferiores a lo que cabría esperar, según el patrón establecido por DEUXCHOISNES. Estas mujeres se han equiparado a las denominadas por NORDIN “perdedores rápidas de hueso” con una pérdida anual superior al 2,5%, debidas al aumento de la reabsorción, a una formación disminuida o a la coexistencia de ambas. Aunque no pueda descartarse la idea anterior, también podría pensarse que las tasas anormalmente bajas de masa ósea, observadas después de un espacio de tiempo tan corto desde la instauración de la menopausia, fueran debidas a la existencia de una situación de osteopenia premenopáusica. De este modo, a pesar de que el grado de reabsorción inducido por la caída brusca de los estrógenos circulantes se mantuviese dentro de los límites normales, estas mujeres alcanzarían con mayor rapidez niveles anormales de masa ósea, que aquellas otras en las que el punto de partida fue normal. La confirmación de esta segunda posibilidad contribuiría al mayor conocimiento de la patogenia de la osteoporosis postmenopáusica, a la vez que sería de especial interés desde el punto de vista profiláctico. Estas consideraciones nos han impulsado a llevar a cabo estas investigaciones con el fin de establecer: 1.- El Patrón de masa ósea en el climaterio premnopáusico. 2.- Las posibles influencias de diferentes factores sobre el capital óseo premenopáusico. 3.- Un baremos clínico que permita identificar el grupo de mujeres premenopáusicas con riesgo de osteopenia u osteoporosis. 4.- Una pauta profiláctica eficaz, que sitúe a la mujer en condiciones adecuadas, para afrontar sin consecuencias la pérdida de masa ósea que sigue a la menopausia.
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