Resumen | La cultura ha sido objeto de estudio privilegiado por parte de la sociología desde sus inicios. Cuando abordamos su materialización como producto de consumo, es decir, cuando se abordan los consumos y prácticas culturales, ...
La cultura ha sido objeto de estudio privilegiado por parte de la sociología desde sus inicios. Cuando abordamos su materialización como producto de consumo, es decir, cuando se abordan los consumos y prácticas culturales, la sociología ha acudido recurrentemente a las diferencias entre estratos sociales. Así, las obras culturales eran clasificadas en virtud de una jerarquía homóloga a la posición social de sus consumidores: alta, media o baja cultura. La presente tesis doctoral pretende comprobar si esa relación aún existe en la sociedad española y andaluza. Del mismo modo, se realizarán diferentes análisis para comprobar qué características estratificatorias, ¿clase social, estatus, origen social o nivel educativo-, así como otras sociodemográficas como el género, la edad, el hábitat o la situación familiar, tienen más importancia en el consumo y la práctica cultural de los individuos. De igual modo, se indagará en el impacto sufrido por las sociedades avanzadas tras la extensión de los valores posmodernos, atendiendo fundamentalmente a la formación del gusto. Como hipótesis, defendemos la importancia del valor por la imaginación como configurador y catalizador de los gustos culturales omnívoros por encima del valor por la tolerancia y el respeto, tal y como se ha defendido en la literatura reciente.
La tesis se compone de tres grandes bloques: el primero realiza una revisión teórica de la evolución del concepto de cultura y arte en el Siglo XX, así como de la validez de los sistemas de clasificación jerárquicos del arte. El segundo bloque aborda un análisis descriptivo con indicadores sobre actividad cultural para Andalucía, España y Europa en perspectiva comparada. Finalmente, el último bloque presenta un análisis explicativo sobre las características sociales más importantes a la hora de predecir la actividad cultural de los individuos. Nuestros resultados han confirmado, tanto para España como para Andalucía, la existencia de un patrón omnívoro de consumo cultural ligado a posiciones sociales aventajadas.
Entre los hallazgos de la presente tesis destacamos: (1) la importancia del estatus socioeconómico como factor determinante de la mayor parte de las actividades culturales analizadas así como la emergencia del nivel educativo como factores determinantes en la configuración de los gustos omnívoros. (2) Al contrario de lo hallado por otros estudios similares en el entorno europeo, nuestros análisis han evidenciado la importancia de la inmovilidad social de estratos superiores como elemento clave que explica la diversidad en el gusto. (3) Se ha comprobado cómo la importancia concedida a un valor posmoderno, como es la imaginación, es clave para entender el comportamiento omnívoro cultural de los individuos; por encima de otro valor, la tolerancia y el respeto, al que la tradición académica señalaba como el sustrato valorativo de la omnivoridad. Entre las referencias bibliográficas consultadas más recientes, destacamos las obras y trabajos de: Antonio Ariño, Eduardo Bericat, Pierre Bourdieu, Samuel Bowles y Herbert Gintis, Bethany Bryson, Tak Wing Chan, Arthur C. Danto, Paul DiMaggio, Koen van Eijck, Harry Ganzeboom, John H. Goldthorpe, Ronald F. Inglehart, Henry Jenkins, Omar Lizardo, Richard A. Peterson o David Throsby entre otros.
|