Resumen | El creciente desarrollo económico y tecnológico, unido a un aumento de la población
mundial está provocando un incremento del consumo energético dependiente aun
hoy día de los combustibles fósiles, lo que está generando ...
El creciente desarrollo económico y tecnológico, unido a un aumento de la población
mundial está provocando un incremento del consumo energético dependiente aun
hoy día de los combustibles fósiles, lo que está generando la contaminación del medio
ambiente, especial relevancia tiene la contaminación atmosférica. Si bien hay regiones
del mundo con mayor tendencia a sufrir los efectos adversos de dicha contaminación,
esta es en última instancia un problema global, que traspasa fronteras entre países.
Diversos organismos ya alertan de los riesgos para la salud de la población de altos
niveles en la concentración de contaminantes, por lo que la preocupación mundial
radica en la prevención de enfermedades que puedan estar relacionadas con la
contaminación ambiental, existiendo estudios científicos que correlacionan altos
niveles de contaminación atmosférica con enfermedades de muy diversa índole pero
sobre todo con aquellas relacionadas con el aparato respiratorio y/o cardiovascular. La
mayor parte de estos, se realizan en lugares donde se superan los umbrales
establecidos por la legislación en la concentración de contaminantes.
Solo algunos estudios aislados se ocupan de áreas en las que no se superan los valores
límites legislados, este es el caso de la ciudad de Sevilla y su área metropolitana donde
a pesar de no resultar el entorno más favorable para llevar a cabo nuestro estudio,
este surge en el marco de los Compromisos de Aalborg y el Plan de Acción de Energía
Sostenible (PAES) suscritos por la ciudad.
En estos lugares sin relevancia aparente de la contaminación atmosférica, se producen
ingresos hospitalarios por afección pulmonar, de carácter idiopático o no provocado
(cuando el origen de la enfermedad es desconocido). Esto representa una inquietud
para la comunidad médico-científica cuyo objetivo principal es vislumbrar el origen de
la enfermedad. Además a esta inquietud, se une la inexistencia de una metodología
propuesta por organismos e instituciones que coordinan acciones sanitarias, como la
Organización Mundial de la Salud (OMS), para correlacionar contaminación
atmosférica y enfermedades respiratorias.
Si existen modelos de correlación de contaminación atmosférica, aplicables a focos
fijos, que nos permiten conocer las concentraciones esperadas en el entorno
(isoconcentraciones) y a una determinada distancia de la fuente, son los denominados
modelos gaussianos. No obstante, esta herramienta no es aplicable a los fines del
presente estudio.
Es por ello por lo que algunas iniciativas de la comunidad médica recurren al ámbito
administrativo que controla la contaminación atmosférica, para analizar las situaciones
episódicas de altas concentraciones de contaminantes en la atmósfera urbana; y
posteriormente valorar qué relación presentan estas concentraciones con los picos de
mayor incidencia de ingresos hospitalarios producidos por afecciones pulmonares.
Todo esto nos lleva a la definición y propuesta de una metodología cuyo objetivo será
correlacionar ambas variables, atendiendo a los niveles de inmisión encontrados en
<30 días, y media de 30 días de los tres años anteriores, en la estación de referencia de
control de calidad del aire en el área de influencia del lugar de residencia del paciente,
para los siguientes contaminantes: PM2,5, PM10, CO, SO2, NO2 y O3.
Una vez definida y descrita la metodología propuesta, el siguiente paso será evaluar y
analizar el papel que juegan las concentraciones de cada uno de los contaminantes y
poder así relacionarlo con el número de ingresos hospitalarios por afecciones
respiratorias, procediendo o no a la validación de la citada metodología.
Con la aplicación de esta metodología no solo se podrá dar respuesta a un buen
número de pacientes ingresados en el hospital en los que la causa de su enfermedad
es desconocida sino también implicar a las autoridades sanitarias y/o
medioambientales para que valoren esta situación y si así lo consideran tomar medidas
en este sentido. Todo ello, tras validar la relación de causalidad, partiendo de la
relación establecida.
Este TFM trata de aportar, por tanto, un mero criterio en el marco de la evaluación
ambiental. Primero, por el establecimiento de los niveles de calidad del aire del estado
preoperacional, en los inventarios ambientales que son de obligación entre el alcance
y contenido de las Evaluaciones de Impacto Ambiental (EIA) así como de las
Evaluaciones Ambientales Estratégicas (Planes y Programas).
Y segundo, por la determinación de la capacidad de acogida que un determinado
territorio puede presentar ante la posibilidad de instalación de una determinada
actividad potencialmente contaminadora de la atmósfera.
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