Abstract | El patrimonio natural y cultural de América tiene una particular significación a nivel mundial. Es el último continente en ser poblado por la Humanidad. Por miles de años estuvo alejado de las influencias del resto del ...
El patrimonio natural y cultural de América tiene una particular significación a nivel mundial. Es el último continente en ser poblado por la Humanidad. Por miles de años estuvo alejado de las influencias del resto del mundo hasta que la conquista y colonización europea, iniciada hace cinco siglos, alteró radicalmente su entorno natural y cultural.El patrimonio americano comienza a ser valorado como factor de desarrollo, no solo en el campo de las identidades, de la cultura y del turismo, sino también de la construcción, de la producción y el medioambiente. Nuevas áreas del patrimonio son exploradas superando las visiones tradicionales que destacaban solo las ciudades prehispánicas, coloniales y los monumentos aislados. Estos procesos de reconocimiento y valoración del patrimonio llevan décadas y la diversidad de situaciones es grande entre los países y al interior de cada uno de ellos.
La hipótesis principal que impulsa esta investigación es demostrar que el desarrollo del concepto de patrimonio en Chile ha sido impulsado y controlado desde el Estado y desde las elites que han administrado su poder, siendo esta última relación uno de los factores fundamentales en la formación de la nación chilena y de su identidad cultural oficial, la cual sólo en las últimas décadas se abre a reconocer su propia diversidad debido a los procesos de democratización y globalización, impulsados tanto desde el exterior como de las propias comunidades que integran el país. En el desarrollo de esta investigación se analiza que tan certera es esta aseveración.
El territorio actual de Chile es de una gran diversidad geográfica, histórica y cultural. Sus primeros habitantes llegan hace por lo menos 14.000 años y desde entonces se formaron distintas identidades culturales. El siglo XVI marca una ruptura profunda de este proceso debido a la conquista hispana, la cual implica la desaparición de varias culturas nativas y el mestizaje durante el período colonial y republicano hasta la actualidad con las recientes migraciones.
La emancipación de Chile de la corona española a comienzos del siglo XIX lleva a los hacendadospatriotas al poder y a la formación de un estado republicano inspirado en los ideales de la revolución francesa y la ilustración, con el respaldo de las potencias internacionales interesadas en la apertura del comercio y en el declive del poder colonial de España.
El Estado republicano XIX es controlado por la aristocracia criolla mediatizado por una sociedad mestiza en formación, con extensos territorios todavía en poder de pueblos indígenas, identidades culturales regionales no integradas a un ideal de nación y con asentamientos rurales muy dispersos, secularmente fragmentados y con fronteras políticas difusas con las otras repúblicas americanas que nacieron en la Independencia.
En este contexto historiadores chilenos como Mario Góngora (1981) y más recientes como Luis Mizón (2001) han llevado a concluir que el Estado republicano fue el principal formador de la nación chilena y de su identidad cultural. Esta investigación pretende analizar cuál ha sido el rol del patrimonio en este proceso, cómo el Estado controlado por la élite económica e intelectual, tanto conservadora como liberal, impuso su ideal de país durante el siglo XIX, estableciendo símbolos de identidad unitaria, pretendiendo anular la diversidad cultural existente y educando a la población con un sentido nacionalista integrador fiel al Estado.
También se estudia en este trabajo el desarrollo de las instituciones fundacionales del patrimonio y de la legislación que sientan las bases de la selección de los bienes culturales que serían meritorios de ser reconocidos como símbolos de la nacionalidad emergente y que deberían ser conservados para la posteridad. Así mismo se buscó comprender las contradicciones existentes en este proceso, tanto en su etapa formativa del siglo XIX, como en su consolidación en el siglo XX y su decadencia a finales de dicho siglo, para despertar con nuevos bríos a comienzos del siglo XXI con un sello más amplio, participativo, popular y crítico de las decisiones de la autoridad estatal y vinculado a los conflictos económicos y políticos. Cuáles han sido los actores y factores de estos procesos, cuáles son las tendencias actuales que nos permiten avizorar el futuro del patrimonio y su rol en la sociedad actual, son también parte de este desafío intelectual.
El estudio histórico de las diversas fuentes documentales y las entrevistas a los actores institucionales nos revelarán datos y visiones no registradas y analizadas sistemáticamente hasta ahora. Especial preocupación tendremos de estudiar los silencios y lagunas de la historia del patrimonio en Chile, por qué las autoridades, con la anuencia de los grupos de poder, privilegiaron determinados bienes en desmedro de otros y cómo se han tratado desde el punto patrimonial los hechos dramáticos que recientemente ha vivido nuestra sociedad en las últimas cuatro décadas y cómo algunos hechos y procesos de gran relevancia e impacto tienden a ser olvidados y transformados en la memoria colectiva.
En las sociedades contemporáneas el patrimonio ha cobrado una importancia creciente. Si bien en el pasado, la protección del patrimonio junto con la instalación de monumentos conmemorativos, eran facultades controladas casi exclusivamente por el Estado, constituyéndose en dispositivos culturales fundamentales en la construcción y reproducción de la identidad nacional, en la actualidad se aprecia de manera sostenida, como las comunidades locales reclaman para ellas ese derecho de decidir lo que es patrimonial y cómo administrarlo.
En el desarrollo de esta investigación sobre el patrimonio y la identidad cultural de Chile hemos analizado la evolución de estos conceptos y su relación con los de Estado y Nación. Para ello ha sido fundamental describir los procesos de formación de la sociedad chilena a través de su historia, reconociendo sus orígenes, momentos de síntesis, su diversidad cultural y sus contradicciones. La búsqueda de documentación original en archivos nos permitió descubrir aspectos desconocidos de la gestación de la Ley de Monumentos Nacionales de Chile, como también entender mejor el rol del Estado y la apropiación por parte de la sociedad de las diferentes funciones del patrimonio, tanto en sus aspectos formativos de una identidad nacional como de las identidades culturales de las diferentes comunidades que existen en el país.
Nuestra investigación nos llevó a analizar gran cantidad de documentos históricos, algunos de ellos inéditos, como también el trabajo interpretativo realizado por arquitectos, historiadores, arqueólogos y antropólogos. Un primer esfuerzo fue dedicado a la comprensión y definición de los conceptos de cultura, identidad, estado y nación, los cuales tienen connotaciones diferentes según el marco teórico que los explique. La segunda tarea fue identificar la evolución de las identidades culturales que ha tenido Chile y la que oficialmente ha construido el Estado nacional. El tercer desafío fue comprender el rol que el patrimonio en tales procesos para finalmente proponer nuestra visión del problema que estudiamos.
Al respecto coincidimos en el papel central que ha tenido el Estado en la formación de la nacionalidad chilena, pero advertimos que tal proceso ha sido condicionado, desde sus inicios, por las contradicciones culturales y el mestizaje de poblaciones de diversos orígenes. Las elites gobernantes impusieron su visión de mundo, primero en el período colonial y después en la república, estando en permanente tensión con las distintas identidades culturales, tanto las originarias de los pueblos indígenas, como las que se formaron debido al mestizaje cultural y racial, que se produjo a lo largo de los siglos en los territorios que pretendía administrar el Estado, las cuales reclamaron siempre mayores espacios de autonomía cultural y política, enfrentándose al concepto de Estado Nacional construido en los últimos doscientos años.
Durante el siglo XX la sociedad fue haciéndose más compleja, demostrando el Estado ser el mejor instrumento de su unidad política y cultural, cuya administración ha sido disputada tanto por la oligarquía como por los estratos medios y populares emergentes.La modernización de la sociedad durante el siglo XX ha sido profunda en determinados aspectos. El Estado y los grupos mayoritarios de la sociedad han debido reconocer la diversidad cultural originaria y regional que el país tiene, cuyas comunidades exigen mayores cuotas de poder de decisión local e incluso autonomía, cuestión no imaginada hace cien años atrás.
En lo cultural la mayor parte de la sociedad es en la actualidad más abierta y permisiva a las diferencias que ayer. En este contexto la noción de patrimonio es radicalmente distinta de la existente hace 50 años, incorporando distintos bienes y territorios culturales, con una comprensión más holística vinculados a los modos de vida actuales que se ven amenazados por la globalización. El aumento de la conciencia sobre el valor del patrimonio incidió en un crecimiento de las demandas sociales para otorgar protección oficial a diversos bienes culturales y sitios patrimoniales.
Los proyectos nacionales de identificación, conservación, restauración y puesta en valor del patrimonio Cultural en Chilepartieron hace algunas décadas. A finales de los 90 dos hechos posibilitan un cambio en la atención del Estado frente al patrimonio: la postulación de Chile de varios Sitios como Patrimonio Mundial y la celebración del Día del Patrimonio Cultural. Las situaciones anteriores motivaron una mayor exposición de los problemas de conservación del patrimonio nacional.
En este contexto podemos decir que la identidad cultural de la sociedad chilena impulsada desde el Estado nacional está, una vez más, en un punto de inflexión en su largo proceso de construcción histórica. Después de una larga apertura, experimentación e influencia de los modelos impuestos por la globalización, se manifiesta en la sociedad cierto malestar e incertidumbre, pero también se constatan acciones decididas hacia la construcción de modos de vida que le permitan reencontrarse con su propia historia y diversidad.
Las influencias externas han sido gravitantes en los modelos a seguir, pero el contrapunto ineludible para la identidad cultural chilena y que su patrimonio refleja será su origen mestizo y su referente dual de oposición entre lo hispano y lo indígena. Ambos referentes han tenido matices contradictorios, tanto positivos y negativos, en razón de sucesos y momentos históricos, odiados y respetados, reconocidos y negados. Por una parte se inserta en la identidad cultural chilena, en su memoria histórica y patrimonio, donde debe admitir su origen mestizo, pero por otro lado permite rescatar, reconocer y valorar, no sin contradicciones, la resistencia heroica de las comunidades mapuches por mantener su propia identidad, la cual cobra cada vez más fuerza, reclamando su autonomía de la identidad chilena formada a través del tiempo. Por tanto, la identidad chilena formada desde el Estado nacional con una ideología unitaria, va a adquirir formas regionales particulares cada vez más poderosas con el tiempo, que el patrimonio cultural local avala, cuyos procesos tienen siglos de formación desde la Colonia e incluso antes, las cuales van a determinar la necesidad de construir una organización política del Estado diferente a la actual siendo el patrimonio un componente vital para ello.
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