dc.description.abstract | Introducción: El melanoma cutáneo es un tumor maligno cuya incidencia se ha ido incrementando en las
últimas décadas a lo largo de todo el mundo. Aproximadamente el 40% de los melanomas cutáneos se
diagnostican en mayores de 65 años y mientas que en los pacientes menores de 65 la mortalidad por
melanoma se ha ido reduciendo con el paso del tiempo, en los pacientes mayores ha sucedido lo
contrario. Todo esto, asociado al aumento en la esperanza de vida que la población va a experimentar
en las próximas décadas, va a hacer que esta patología se convierta en un problema importante de
salud pública.
Métodos: Estudio retrospectivo de casos incidentes de melanoma entre 2007-2022 en el área sur de
Sevilla, España. Se establecieron dos grupos de pacientes según su edad: <65 y ?65 años. La
recolección de datos se obtuvo a través de la historia clínica de los pacientes con el objetivo de
identificar las características diferenciales clínicas, histológicas y pronósticas del melanoma cutáneo
primario en los pacientes mayores de 65 años en comparación con los menores, con la finalidad de
averiguar si existen variaciones relacionadas con la edad en cuanto al manejo quirúrgico y médico de
estos pacientes que suelen asociar comorbilidades y fragilidad.
Resultados: En el periodo de investigación del estudio el 33% de los pacientes con melanoma cutáneo
primario fueron mayores de 65 años. La incidencia de este tumor en este subgrupo de edad ha ido
aumentando desde un 15,38% en 2007 hasta un 34,78% en 2022. La población más joven presentó
2,96 veces (IC95% 1,86-4,73; p<0,05) más riesgo de quemadura solar en su infancia y 16,5 veces
(IC95% 2,23-122,23; p<0,05) más riesgo de uso de cabinas UVA frente a la población más anciana. Los
melanomas localizados en cabeza y cuello fueron más frecuentes en ?65 años (37,8% vs 14,9%;
p<0,001). El subtipo histológico más frecuente en ambos grupos de edad fue el MES (43,4% en ?65
años y 74,7% en <65 años), pero su frecuencia descendió considerablemente en los mayores de 65
años, habiendo un aumento relativo de los subtipos histológicos LM/LMM y melanoma nodular en este
subgrupo de edad con respecto a los menores de 65 (35% vs 8,7% y 14% vs 9,4%; p<0,001). Los
ancianos tenían melanomas de mayor tamaño (1,3 cm vs 0,9 cm, p<0,001) y ulcerados (17,8% vs 8,8%,
p<0,012). No hubo diferencias en el número de mitosis ni en la presencia de invasión histológica ni en el
índice de Breslow con el punto de edad de 65 años (p>0,05). No obstante, el índice de Breslow sí fue
mayor en pacientes ?75 años con respecto a los <75 (0,73mm vs 0,51mm; p=0,023), detectándose que
este se incrementaba 0,0257 mm por año. Los estadios 0 y los más avanzados (II/III/IV) se observaron
con mayor frecuencia en ? 65 años (29,3% vs 23% y 27,1% vs 15,7%, p <0,001). Se realizaron menos
ampliaciones (28,4 % frente a 5,6 %, p<0,001), biopsia selectiva de ganglio centinela (17,6% frente a 2,4
%, p<0,001) y terapia adyuvante (11,9 % frente a 2,1 %, p<0,001) en el grupo de mayor edad.
Conclusiones: El melanoma en el anciano presenta peculiaridades clínicas e histológicas que afectan a
su manejo y resultados. Presenta factores pronósticos más adversos que se acentúan a mayor edad
como la localización facial y mayor índice de Breslow y de ulceración. El estadio en el momento del
diagnóstico se convierte en la diferencia más importante entre ambos grupos de tal forma que el
melanoma en los ?65 años se diagnosticó con mayor frecuencia en los estadios in situ (0) y en los
estadios más avanzados (II/III/IV), mientras que en los <65 años predominó el estadio I. El tratamiento
del melanoma de la población anciana presenta un manejo clínico subóptimo, siendo este un tema por
protocolizar en dermato-oncología. Campañas de salud pública relacionadas con el melanoma deberían
centrarse en favorecer el acceso de las personas mayores al diagnóstico precoz del mismo para hacer
frente a este imparable desafío de la salud pública. | es |