El Alcázar, los jardines y las villas del Renacimiento en Sevilla: ideología y arquitectura entre el legado islámico y la búsqueda de la Antigüedad Clásica

Abstract

La Vista de Sevilla de Ambrogio Brambilla, publicada en Roma en 1585, representa una ciudad en un punto de inflexión de su importancia comercial y política pero aún en un momento álgido de su predominancia cultural, artística e intelectual. La representación del grabador milanés es considerada como la primera vista a volo d’uccello de una ciudad española, y su importancia en el conjunto de vistas urbanas de la ciudad deriva del hecho de que consolidará, frente a anteriores puntos de vista extra moenia, la visión de la ciudad desde el Aljarafe como punto privilegiado de representación de la imago urbis de Sevilla en los siglos sucesivos. La vista es la base, por ejemplo, de la más afortunada vista de la ciudad de Braun y Hogemberg tantas veces reproducida, publicada en el libro IV del Civitates Orbis Terrarum (Colonia 1588) y que tuvo, a diferencia de la de Brambilla, tanta fortuna editorial en toda Europa . Aún si a día de hoy es desconocida la identidad del dibujante la vista es de gran interés y denota un estudio minucioso de la forma urbis y un conocimiento profundo de la ciudad y su agro inmediato: en particular de sus lugares, monumentos e hitos urbanos y suburbanos. La vista es necesario ubicarla dentro de la gran cultura romana del grabado de arquitectura y de la representación de la ciudad que existía en Roma ya a mediados del siglo XVI, y en la que encontramos al prolífico grabador Brambilla como colaborador y perteneciente al círculo de los sucesores de los famosos grabadores de temática arquitectónica y urbana Antoine Laffréry y Étienne Dupérac. La vista es encargada al pintor y grabador milanés por iniciativa, tal y como reza la dedicatoria, del conde de Olivares Enrique de Guzmán y Ribera (1540-1607), perteneciente a uno de los más importantes linajes hispalenses y embajador en Roma entre 1582 y 1591. En la Vista aparecen bien representados, y reflejados en la leyenda, sólo las dos edificaciones suburbanas y jardines más importantes de la primera mitad del siglo XVI en Sevilla: la “Guerta de Colón” o el jardín anexo al palacio suburbano de Hernando Colón, y la “Guerta del Rei” o el antiguo jardín de la al-munya islámica de la Buhayra, antigua propiedad real pero entonces en manos de los duques de Alcalá. Junto a ellos aparecen también representados los jardines del Alcázar que Enrique de Guzmán conocía bien como alcaide y bajo cuyo mandato se realizaron importantes intervenciones en los jardines del palacio Real; tanto antes de su periplo diplomático italiano, como la nueva adecuación del jardín del Crucero en torno a 1581 que el mismo alcaide describe minuciosamente por carta a Felipe II , como después de su embajada cuando nombra al arquitecto italiano Vermondo Resta que será de vital importancia para la renovación de la arquitectura de los jardines a inicios del siglo XVII.