El Padre Amat y los enemigos de la Iglesia en Adra (Almería), (1877-1907)

Abstract

Entre 1877 y 1907 el P. Joaquín Ramón Amat Marín fue párroco de la Inmaculada Concepción en Adra (Almería). Tenía una extraordinaria formación académica adquirida en la Universidad de Granada, la civil, y en los seminarios de Almería y Granada la eclesiástica, lo que le había llevado a ocupar distintas cátedras en el granadino Seminario de San Cecilio. Con una ideología más que ultraconservadora, propiamente reaccionaria que era la común entre el clero del momento, llegó a esta villa costera almeriense, perteneciente entonces al Arzobispado granadino. Allí se va a enfrentar con una sociedad mayoritariamente alejada de la Iglesia, secularizada, tanto en su espíritu como en sus costumbres más elementales. En el proceso de reconquista que emprende tuvo que luchar contra el indiferentismo religioso general, pero también contra los enemigos por excelencia de la sociedad moderna según los planteamientos cristianos del momento: el liberalismo, entendido como la revolución que estaba procurando la ruina de la Iglesia; más preocupantes serían los anarquistas, muy implantados en la zona; y por si no fuera suficiente, al poco de su llegada quedaron constituidos dos talleres masónicos, ariete del liberalismo o de la revolución como entonces se decía, contra los que desplegará todos los mecanismos a su alcance, entre ellos las misiones parroquiales, por entender que son los enemigos de la Iglesia.

Between 1877 and 1907 Father Joaquín Ramón Amat Marín was the priest in the church Inmaculada Concepción in Adra (Almería). He had an extraordinary academic background, the civilian one acquired at the University of Granada, and the ecclesiastical at the seminaries in Almería and Granada, which allowed him to occupy various chairs in the seminary of San Cecilio in Granada. With an ideology more than ultraconservative reactionary, which was common among the clergy of the time, he comes to this coastal town in Almeria, then belonging to the Archbishopric of Granada. In the process of reconquest that he undertakes, he will have to fight against general religious indifferentism, but also against the enemy par excellence of modern society according to the Christian approaches of the moment: liberalism, understood as the revolution that was seeking the ruin of the Church. More worrisome would be the anarchists, who were well established in the area. And as if that were not enough, soon after their arrival, two Masonic lodges were constituted, a ram of liberalism or of revolution as it was then said, against which he would deploy all the mechanisms within his reach, including parish missions, because he understood that they were the enemies of the Church.