Transdisciplinariedad en la Arquitectura contemporánea

Abstract

Para comprender la evolución de la arquitectura del nuevo milenio, es necesario considerar la puesta en escena de nuevos paradigmas, los cuales se debaten entre la tecnología, la naturaleza y el arte. Asistimos, así, a un cambio de perspectiva, sin duda impensable hace unas décadas, que tuvo su punto de inflexión en el Museo Guggenheim de Frank Gehry (Bilbao, 1997) y con una evolución progresiva hacia un modelo digital ideado con herramientas tecnológicas y basado en referentes biológicos. Este paradigma de morfogénesis digital y paramétrica, a mitad de camino entre lo tecnológico y lo biológico, requiere además una mayor innovación adaptativa e interacción con el entorno. Todo ello se traduce en la necesidad de grupos interdisciplinares, con una colaboración cada vez más estrecha y nuevas afinidades entre disciplinas tales como la arquitectura, la ingeniería, el arte o la biología. Sin embargo, el acercamiento de la arquitectura a la ingeniería y a la estética industrial ya se había producido en el Movimiento Moderno, como así lo demuestran la ‘máquina de habitar’ de Le Corbusier o las máximas respectivas ‘ornamento o delito’ de Adolf Loos y ‘la forma sigue a la función’ de Louis Sullivan. Este interés tecnológico reaparece, en los años sesenta y setenta, en el movimiento de arquitectura High-Tech, con nombres de arquitectos tan emblemáticos como Norman Foster o Richard Rogers y precedentes históricos como el Metabolismo japonés, encabezado por Kenzo Tange, o las propuestas utópicas del grupo Archigram. Existe, sin embargo, un contrapunto Low-Tech, quizás más híbrido, que plantea un mayor acercamiento tanto a lo vernáculo como a lo biológico o ecológico, con arquitectos tales como Moshe Safdie, Anna Heringer, Edward Cullinan, Tatiana Bilbao, Marco Vermeulen o Diébédo Francis Kéré. Por otro lado, en el ámbito arquitectónico se produce además un estrechamiento en sus relaciones con el arte. Aunque es cierto que pueden encontrarse, a lo largo de la historia, numerosos ejemplos de colaboración artística, no lo es menos que, de forma creciente, las fronteras entre géneros artísticos se diluyen. Así sucede con arquitectos y artistas diversos como Zaha Hadid, Vito Acconci, Dan Graham, Herzog & de Meuron, Donald Judd, Greg Lynn o Jeanne Gang.

To understand the evolution of the architecture of the new millennium, it is necessary to consider the staging of new paradigms, which are debated between technology, nature and art. We are witnessing, thus, a change of perspective, undoubtedly unthinkable a few decades ago, which had its turning point in the Guggenheim Museum of Frank Gehry (Bilbao, 1997) and with a progressive evolution towards a digital model devised with technological tools and based on biological references. This paradigm of digital and parametric morphogenesis, halfway between the technological and the biological, also requires greater adaptive innovation and interaction with the environment. All this translates into the need for interdisciplinary groups, with increasingly close collaboration and new affinities between disciplines such as architecture, engineering, art or biology. However, the approach of architecture to engineering and industrial aesthetics had already occurred in the Modern Movement, as evidenced by Le Corbusier's 'living machine' or the respective maxims 'ornament or crime' of Adolf Loos and 'form follows function' by Louis Sullivan. This technological interest reappears, in the sixties and seventies, in the High-Tech architecture movement, with names of architects as emblematic as Norman Foster or Richard Rogers and historical precedents such as the Japanese Metabolism, headed by Kenzo Tange, or the utopian proposals of the Archigram group. There is, however, a Low-Tech counterpoint, perhaps more hybrid, which proposes a greater approach to both the vernacular and the biological or ecological, with architects such as Moshe Safdie, Anna Heringer, Edward Cullinan, Tatiana Bilbao, Marco Vermeulen or Diébédo Francis Kéré. On the other hand, in the architectural field there is also a strengthening in its relations with art. Although it is true that numerous examples of artistic collaboration can be found throughout history, it is no less true that, increasingly, the boundaries between artistic genres are diluted. This is the case with diverse architects and artists such as Zaha Hadid, Vito Acconci, Dan Graham, Herzog & de Meuron, Donald Judd, Greg Lynn or Jeanne Gang.