Resumen | Durante las últimas décadas se ha observado una acelerada ocupación residencial que se ha traspasado de zonas rurales a urbanas. Según la Organización de Las Naciones unidas (ONU) en América Latina el 80% reside en centros ...
Durante las últimas décadas se ha observado una acelerada ocupación residencial que se ha traspasado de zonas rurales a urbanas. Según la Organización de Las Naciones unidas (ONU) en América Latina el 80% reside en centros urbanos en
búsqueda de una mejor calidad de vida en directa relación con oportunidades laborales, mejores condiciones de salud,
educación, recreación, entre otras. Posterior a la crisis mundial del año 1929, una de las estrategias para estabilizar la economía fue aumentar la demanda laboral y por consecuencia la mano de obra, generando la necesidad de construir infraestructuras industriales y de almacenaje, que en conjunto con la expansión de la industria inmobiliaria fueron aumentando la superficie construida de las ciudades de manera irregular por la inexistencia de criterios de planificación sostenible, que en la
actualidad se evidencian en problemáticas de contaminación ambiental, en la insuficiente cantidad de áreas verdes por persona y en la depredación de los ecosistemas, siendo los impactos más relevantes en las ciudades y en sus ciudadanos los relativos
al consumo energético, a la salud de la población y a la escasez de recursos hídricos (Fernández, 2009) Un ejemplo de ello es la degradación de los ecosistemas aledaños a la urbe, los problemas de salud física y mental en las personas por los niveles de contaminación, donde desde el smog suspendido sobre las ciudades hasta el humo en los hogares, la contaminación atmosférica plantea una grave amenaza para la salud y el clima en las ciudades (OMS, 2021). En América Latina, a partir de la
terciarización de la mano de obra producto de la crisis del 29, se generó una polarización de clases sociales y una expansión de las ciudades de manera fragmentada, consolidándose como el modelo actual de centros urbanos que ha propiciado una creciente segregación socioespacial, una exclusión de la clase obrera a sitios en la periferia de la ciudad con una planificación centralista que a la fecha no ha sido capaz de proveer de servicios y equipamientos a los conjuntos residenciales, además de la existencia de una descoordinación y falta de criterios de sostenibilidad en los instrumentos de planificación, que en su falta de
rigurosidad y visión en beneficio de los ciudadanos, deja vacíos legales que van en beneficio del sector privado, representado por industrias, empresas inmobiliarias, entre otros. El caso de Temuco, situada al sur de Chile y definida como una de ciudades
más contaminadas a nivel mundial, superando incluso a ciudades como Beiging y Nueva Delhi (Bloomber Green, 2019), cuenta además con problemáticas de segregación socioespacial, desconexión interbarrial y un irreparable daño en los ecosistemas aledaños a la trama urbana por su desincorporación y depredación. En el siguiente trabajo por lo tanto tendremos en cuenta como una de las ideas principales el hecho de que reestructurar las ciudades de manera compacta y sostenible supone un cambio de paradigma normativo, incorporando estrategias más allá de lo estructural y lo técnico.
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