Cuando las imágenes mienten. Posfotografía y ficción documental como visualidad contrahegemónica

Abstract

Cuando comenzamos esta investigación, el mundo era muy distinto al que nos enfrentamos ahora. La reciente crisis sanitaria que obliga a rescribir esta introducción por lo pertinente del tema ha supuesto un revés a nuestras vidas. En los últimos meses hemos visto como proliferaban las noticias y contenidos falsos entre la ansiedad de la pandemia. Las imágenes falsas, los montajes y las manipulaciones también han servido de instrumento para sembrar la desinformación. Esta investigación surgía de la necesidad de poner en cuestión el poder de la imagen como documento veraz, ya que la fotografía ha gozado de una presunción de credibilidad prácticamente desde su concepción hasta nuestro tiempo. Ahora se pone aún más de manifiesto cuando la desinformación puede generar tanto caos y daño. Vivimos en un contexto en el que consumimos imágenes de forma constante, podríamos decir que hasta la saturación. Los códigos comunicativos y sociales cada vez pasan más por lo icónico: parece que acabará imponiéndose un futuro de redes y multipantallas. Las imágenes se han constituido ya como un lenguaje auspiciado por las nuevas tecnologías, Internet y las redes sociales. En este contexto de pandemia global hemos podido comprobar el descontrol en el flujo incesante de informaciones falsas que llegaban sin descanso en las primeras semanas de confinamiento a nuestros teléfonos móviles. La veracidad que le otorgamos a las imágenes añadida al aturdimiento y el poco ejercicio de contraste por parte del espectador, contando con que cada vez se maneja una ingente cantidad de información y contenidos que resulta imposible de digerir, hace que resulte muy complicado un ejercicio de contraste para los receptores. Más aún cuando la mayoría de los receptores son pasivos ante esta circunstancia y ni se plantean rastrear las informaciones que reciben.