Índice lecitina/esfingomielina en líquido amniótico para predecir la madurez fetal

Abstract

Las últimas semanas del embarazo y el momento del parto, son para el ser humano, sin duda alguna, los momentos más críticos de su vida. No solo se juega su supervivencia, sino que se pone a prueba el porvenir de su encéfalo y por lo tanto su inteligencia misma. Con razón dice Geoffrey Chamberlain, que “el descenso del feto a través de los diez centímetros que supone la pelvis materna, es el viaje más arriesgado que efectúa el hombre durante su vida”. Existe pues, siempre un riesgo al nacer, incluso en aquellas embarazadas que evolucionaron normalmente, y solo podremos decir que el parto fue normal y que no dejó secuelas, más que posteriori. Hace años, la buena obstetricia era aquella que procuraba salvar la vida materna a cualquier precio, en ocasiones incluso a expensas de la vida fetal. El riesgo de muerte materna era desolador. Más tarde, con la aparición de los antibióticos, las transfusiones sanguíneas y los avances o mejores en la anestesia y en la cirugía, ha desaparecido prácticamente el fantasma que se cernía sobre la madre, y se ha podido volver la vista hacia el recién nacido. La obstetricia, asistió así a un movimiento mundial, en el que se centró el interés en la vida fetal y del recién nacido, intentando reducir las cifras de mortalidad perinatal que eran elevadas. Esta política dio sus frutos y las cifras de mortalidad descendieron a valores antes jamás soñados, siendo esta disminución la que se reflejó más palpablemente en todas las estadísticas de los diferentes campos de la medicina preventiva. La tercera etapa de la obstetricia, la actual, en este afán de mejorar los resultados, pretende no solo obtener niños vivos, sino conseguirlos en buen estado, sin que guarden ninguna secuela de su nacimiento. Es ahí, donde se concretan hoy día todos los esfuerzos, no solo de los obstetras y neonatólogos, sino de patólogos, bioquímicos, genetistas, psicólogos y sociólogos, en el afán de mejorar la morbilidad, porque hoy día se reconoce que el tema, ha traspasado los límites de los individual o familiar, para convertirse en un tema de interés social y nacional. Además, hoy día, como dice Botella, que se hacen esfuerzos por disminuir la natalidad humana, y que por lo tanto, ya no se deja al libre juego de la selección natural el porvenir de nuestra especie, es imprescindible que nosotros mismos cuidemos de este factor, de la salud física y mental del nuevo ser. Al disminuir sensiblemente el número de hijos, es todavía más importante, mejorar el resultado definitivo para aquellos que fueren concebidos. La obstetricia está pues, en un momento decisivo de su historia. Sus logros hasta la fecha han sido sorprendentes, y uno de ellos, quizás le principal, ha sido el percatarse de que la vida fetal y la neonatal, en realidad son una gama continua del mismo fenómeno de la concepción, y de ahí esa alianza sinérgica de que antes hablamos, con otros campos de la medicina, cuyos conocimientos y experiencias, deben aprovecharse para mejorar la “calidad del producto”. Este es pues, el desafío que tiene hoy la moderna obstetricia. Para ello, disponemos ya de conocimientos y aparataje suficientes; sin embargo, hay parcelas que necesitan un esfuerzo mayor. Nos referimos al conocimiento, cada vez más exacto de la madurez fetal. Precisamente por estos adelantos, en ocasiones tenemos que tomar la decisión de terminar la gestación antes del final de la misma, en interés unas veces de la madre y otras del feto. Es el caso de una hipertensión grave, de una preeclampsia, de una nefropatía materna o de una isoinmunización fetal, por ejemplo. En estos momentos, tenemos que disponer de un test preciso, que nos indique el grado de madurez fetal, concretamente si el feto podrá vivir con garantías fuera del claustro materno, y no hará, con gran seguridad, un síndrome de distres respiratorio, muy frecuentemente entre los prematuros, y que les cuesta la vida a un diez por ciento de ellos, siendo tanto mayor el peligro, cuanto más pequeño es el feto. Esta Tesis, pretende aportar nuestra experiencia y la de la Clínica en este terreno de la madurez fetal, concretamente de la madurez pulmonar, estudiando los valores del índice de lecitina/esfingomielina en líquido amniótico. Esperemos que aporte un punto más de luz, en este tema tan interesante de la madurez fetal intraútero.