Resumen | El año próximo, se celebrará, en el seno de la Iglesia Católica, el ciento sesenta aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de María por el papa Pío IX en 1854. Históricamente hablando, el pueblo ...
El año próximo, se celebrará, en el seno de la Iglesia Católica, el ciento sesenta aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de María por el papa Pío IX en 1854. Históricamente hablando, el pueblo español tuvo mucho que ver en éste, ya que, desde tiempos inmemoriales, concibió y difundió la misma creencia de fe. El Estado, con los gobernantes a la cabeza, también trabajó con ahínco para arrancar a la curia romana documentos que fueran acercando la declaración solemne de dicho dogma. Tal es así, que hasta llegar a su definición, se fueron sucediendo una serie de peticiones reales, que aportaron su granito de arena para la redacción del mismo. Uno de esos granitos, a los que aludíamos antes, lo representa la proclamación de María Inmaculada como patrona de los reinos de España a petición del rey Carlos III en 1761. Tal fue la alegría real al serle concedida dicha dignidad papal, que mandó que se organizasen fiestas, con gran boato, por todo el territorio español. Alcalá del Río, de gran raigambre mariana, no se quiso quedar atrás y unió en una sola fiesta, acaecidas
del 7 al 9 de setiembre de 1761, dos celebraciones
importantísimas: la del mencionado patronato y la
inauguración de la Real Capilla de San Gregorio de
Osset, su santo patrón, tras la restauración a la que
fue sometida, motivada por el derrumbamiento
que sufrió después del terremoto lisboeta de 1755.
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