Resumen | El 29 de septiembre de 2019 aterricé en el aeropuerto de la ciudad de Lodz, Polonia.
No conocía absolutamente nada sobre la ciudad o las personas que vivían en ella; me
encontraba completamente sola dentro de un pequeño ...
El 29 de septiembre de 2019 aterricé en el aeropuerto de la ciudad de Lodz, Polonia.
No conocía absolutamente nada sobre la ciudad o las personas que vivían en ella; me
encontraba completamente sola dentro de un pequeño aeropuerto, rodeada de caras
nuevas y desconocidas, sin ser consciente de que dos meses más tarde, esos mismos
rostros se convertirían en el punto de partida de este proyecto artístico.
Todos los días viajaba en el autobús 57, que me llevaría a la Academia de Bellas Artes de
Lodz, en la Avenida Wojska Polskiego. Las semanas iban pasando y, a medida que viaja-
ba cada vez más en este autobús, comenzaba a prestar más atención a las personas que
viajaban en él.
Había todo tipo de pasajeros: personas mayores, niños, estudiantes, trabajadores…
Cada día diferentes personajes tomaban ese mismo autobús, haciéndome adquirir con-
ciencia de que todos tenían algo en común: en todos ellos vi una persona. Una persona
sin máscara, una persona real, un ser humano. Seres humanos simplemente siendo seres
humanos, desnudos y naturales, coexistiendo juntos y compartiendo emociones e ins-
tantes en un lugar ordinario y cotidiano donde toda guardia queda derribada.
La magia reside en el pensamiento de que todos vamos a un lugar diferente, tenemos
vidas completamente diferentes y, sin embargo, compartimos un instante donde todo
confluye por un momento en el mismo lugar. El tiempo se detiene y paramos, limitán-
donos a ser y existir como cualquier otro. Las personas desconocidas son un relato en
marcha, una ficción ambulante. Pero eso no significa que sean una ficción pasiva: al con-
templarlas, no tenemos más remedio que inventar e imaginar activamente sus vidas,
incluso si las historias que nos contamos son breves e inexactas.
Retratar a las personas en el transporte público significa retratar el movimiento. Trenes,
autobuses, tranvías… Todos están en constante movimiento. La gente se mueve, el ar-
tista se mueve, todo es impredecible, desigual. Toda obra queda, por lo tanto, libre de
efectos artificiales, es espontánea; crea iconos de escenas que nadie notaría, momentos
que a simple vista pasan desapercibidos.
Introducción
12 Una mirada ajena. Andrea de Arcos Una mirada ajena. Andrea de Arcos 13
Rubén Muñoz Martínez (2006) escribió en su ensayo “Una reflexión filosófica sobre el
arte”, que el elemento que destaca en la comprensión de la figura del artista es la ins-
piración, como fase en la que el artista se halla cuando siente la necesidad de crear. La
inevitable seducción hacia lo desconocido y una imperiosa necesidad de trasladarla a un
soporte plástico.
Este Trabajo Fin de Grado engloba gran parte de la producción artística que gira en torno
a la representación del individuo en el transporte público, que tuvo su comienzo hace
dos años en Polonia, y que pese a los cambios que han surgido en nuestra sociedad
actual derivados de una pandemia mundial, continúa en la actualidad. El interés del trabajo, en consecuencia, radica en la idea de la captación del alma y el estudio psicológico
a través del retrato, centrándose en la figura del sujeto desconocido.
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