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Tesis Doctoral

dc.contributor.advisorÁlvarez Rey, Leandroes
dc.creatorTerrero Gutiérrez, Juanes
dc.date.accessioned2021-10-14T11:31:06Z
dc.date.available2021-10-14T11:31:06Z
dc.date.issued2021-06-08
dc.identifier.citationTerrero Gutiérrez, J. (2021). Diego Martínez Barrio y el partido de Unión Republicana: el centro geométrico de la República. (Tesis Doctoral Inédita). Universidad de Sevilla, Sevilla.
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/11441/126582
dc.description.abstractEsta tesis doctoral pretende analizar el origen, evolución, estructura y base humana de Unión Republicana, el último de los partidos fundados por el líder del republicanismo sevillano, Diego Martínez Barrio. Hasta ahora, este político solo ha merecido una atención secundaria, como el lugarteniente de Lerroux que se atrevió a romper con su partido a causa de la creciente deriva conservadora de los radicales, y el aliado republicano (dada su fiabilidad) que necesitó Azaña para equilibrar la alianza con los socialistas. Precisamente, Martínez Barrio y su partido, y esta es nuestra tesis, intentó ocupar ese espacio central que dejó desierto Lerroux, pero la represión posterior a la revolución de octubre, ejemplificada en el procesamiento de Azaña, y todas sus derivadas, impidieron a Unión Republicana afirmar un proyecto autónomo, de centro independiente, capaz de pactar a izquierda y derecha, como hacían los radicales en Francia. La alianza con Izquierda Republicana y el Partido Socialista, que culminaría con el Frente Popular, no impidió a Martínez Barrio tejer acuerdos, buscar “predicados comunes”, con el Gobierno radical-cedista que evitasen una implosión del régimen. Quizás por ello, Azaña pensó en él el 18-19 de julio como el político mejor situado para evitar la tragedia de la Guerra Civil. Ni siquiera durante la contienda y el largo exilio, Unión Republicana perdería su papel central, la fuerza más templada de las identificadas con la legalidad republicana, capaz de explorar, ya con el Gobierno Gordón Ordás, nuevas vías entre los “legitimistas” intransigentes y los pragmáticos “plebiscitarios”. Como ya existen buenos estudios de estasiología sobre la Segunda República, debemos acudir continuamente a la comparación con el resto de partidos. Si Unión Republicana apenas se diferenció en el aspecto ideológico de otras formaciones del mismo signo, de hecho, tomó los postulados de los radicales socialistas de Gordón, fue su incapacidad para lograr una implantación nacional, como sí logró Izquierda Republicana, lo que al final lastró su papel en la coalición electoral. Tampoco se diluyeron en Unión Republicana los partidos originarios, pues siempre existió un alma radical y otra radical socialista, que, seguramente, hubiesen llevado a su fraccionamiento de no interponerse la guerra. Tampoco del análisis sociológico se derivan conclusiones distintas a las del resto del arco republicano, salvo quizás su mayor componente rural, aspecto que ya atisbó Juan Avilés. Y mucho menos que fuese el partido de los masones, pues estos no figuraron en él en mayor proporción que en el Partido Radical o Izquierda Republicana; a fin de cuentas, la Orden nunca tuvo durante la Segunda Republicana el papel político que sus enemigos le asignan. Más revelador de su debilidad fue su incapacidad a la hora de dotarse de un órgano de prensa, pues la mayoría de las cabeceras del partido no pasaron de unos pocos meses; solo a partir de la Guerra Civil, es decir, a través del secuestro, se consolidó un órgano oficial del partido, el ABC de Madrid. El ámbito espacial elegido en este estudio es el nacional, aunque su proyección local, Sevilla en especial, es indudable. La amplitud de la bibliografía manejada responde, indudablemente, al marco de análisis, pues ya hay buenas monografías sobre el mismo periodo que tratan aspectos parciales de Unión Republicana. Por ello, hemos intentado en nuestra tesis integrar las versiones parciales en un marco explicativo general. Y lo mismo podemos decir del resto de fuentes, algunas apenas exploradas, como el Diario de Eloy Vaquero o del mismo Martínez Barrio, y archivos como el de Pedro Rico o Bernardo Giner de los Ríos. Entre las conclusiones, más que subrayar cuestiones esencialistas, el pretendido fracaso del centro en la Segunda República, reivindicamos en nuestra tesis situar a Unión Republicana en el “centro geométrico” del tablero político, como ya intuyera Javier Tusell, es decir, auténtico parteaguas, capaz de inclinarse hacia la izquierda, su centro de gravedad, y de buscar acuerdos con la derecha. O al menos con aquellos partidos y sectores de la derecha propensos aún al diálogo a la altura de 1936.es
dc.formatapplication/pdfes
dc.format.extent1591 p.es
dc.language.isospaes
dc.rightsAttribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional*
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dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/*
dc.titleDiego Martínez Barrio y el partido de Unión Republicana: el centro geométrico de la Repúblicaes
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/doctoralThesises
dc.type.versioninfo:eu-repo/semantics/publishedVersiones
dc.rights.accessRightsinfo:eu-repo/semantics/openAccesses
dc.contributor.affiliationUniversidad de Sevilla. Departamento de Historia Contemporáneaes
dc.publication.endPage1582es

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