2025-07-092025-07-092025Parra Bañón, J.J. (2025). El lugar de la arquitectura. Revista de Arquitectura, 30 (48), 4-10. https://doi.org/10.5354/0719-5427.2025.79485.0719-5427https://hdl.handle.net/11441/175153La cuadragésima octava convocatoria de la Revista de Arquitectura de la Universidad de Chile, bajo la denominación de Dar lugar a los lugares + Temática libre, partió de la certeza de que la arquitectura es una disciplina (una teoría, práctica, idea o herramienta) que se ocupa de transformar lo que no es aún un lugar (un área del desierto, un relingo o un planeta por habitar) en un lugar (en una habitación, un jardín o una ciudad), y de rehabilitar lo que ha perdido su carácter de lugar. De atribuirle condiciones humanas a un espacio cualquiera (que a priori es apto y se muestra receptivo), de modo que tras ser modificado (destruido su estado previo, desordenada su configuración inicial e impuesta una nueva que lo mejora) adquiera la consideración de espacio arquitectónico. Se supone, por tanto, que la competencia primaria de la arquitectura es humanizar con delicadeza el espacio natural, aquel que originalmente era anónimo e insignificante, y domesticar aquel que exige ser reactivado, acondicionándolo, adecuándolo, adaptándolo a las necesidades y a las nuevas conveniencias (o la voluntad y a los deseos) de una especie desprotegida que, para sobrevivir, precisa artificios y sistemas de defensa. En la selección final de diez artículos que contiene este número 48 del volumen 30 —tres de los cuales se publican expresamente traducidos al inglés—, se pone en evidencia no ya el hecho de que la arquitectura asumiera el encargo de proyectar y construir una atmósfera particular para cada medioambiente prexistente (un territorio, un papel, una calle, un desastre), sino que eso continúa sucediendo (la arquitectura acontece) aunque sus principios, sus métodos y sus propósitos deban ser actualizados, cuestionados y redefinidos. Este compendio plural de investigaciones latinoamericanas e ibéricas, brasileñas o escandinavas confirman que el cometido irrenunciable, que la obligación primordial de la arquitectura es darle lugar a los lugares: posibilitar que lo que no es un lugar todavía, y necesita serlo (o que lo fue y aspira a recuperar tal condición) lo sea de la mejor y más bella forma posible. Una arquitectura sensible y consciente que renuncia a transformar lo que no debe ser forzado a padecer metamorfosis inútiles: que solo consume el espacio imprescindible, que se limita a destruir quirúrgica y benéficamente. La arquitectura, es conveniente insistir en esta evidencia, no crea espacios: los transforma, los delimita, los calienta, los sombrea, los colorea, los violenta o los convierte en residencia. Lo que sí crea, lo que sí hace, son lugares (con tierra y con tinta, tanto con tejidos o vidrios como con energía). Posibilitar lugares, hacer posibles los lugares, es su objetivo y su principal propósito. Darles lugar a los lugares menos comunes, a los más idóneos, es, como defendía Liliana Maresca en Espacio disponible, su tarea. Aunque esta misión no es exclusiva.application/pdf10 p.spaAttribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0 Internationalhttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/ArquiotecturaEl lugar de la arquitecturainfo:eu-repo/semantics/articleinfo:eu-repo/semantics/openAccesshttps://doi.org/10.5354/0719-5427.2025.79485