2016-05-042016-05-042012http://hdl.handle.net/11441/40723Después del género, la pobreza es el segundo factor de riesgo asociado con la prostitución (Davidson. 1998), siendo la vulnerabilidad económica y las limitadas opciones vitales importantes factores que inducen a la misma. La feminización de la pobreza que provoca la falta de oportunidades de las mujeres, establecen las características diferenciales del perfil de la Persona en Prostitución (PEP) como mujeres, inmigrantes, con bajo nivel educativo, pocos recursos económicos y en situación irregular. El 76,9 % de las mujeres estudiadas eran inmigrantes, mayoritarimente de Latinoamérica (35,1 %), con edades comprendidas entre los 18 – 25 años (17,79 %), con una media de edad de 27 años, y con estudios primarios (58,7 %). Tan solo el 13,5 % de las mujeres estudiadas, afirmaron utilizar siempre el preservativo en las relaciones con los clientes, y más de la mitad de ellas (60,6 %) digeron no utilizar nunca el preservativo en sus relaciones en el ámbito privado. El 71,6 % consumen tabaco, el 92,3 % alcohol y el 29,3 % drogas no inyectables mayoritariamente durante el ejercicio de la prostitución, mientras que el 16,3 % consumen drogas inyectables independientemente del ejercicio, lo cual demuestra que la mayoría de estas prácticas son derivadas del ejercicio mismo de la prostitución.application/pdfspaAttribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacionalhttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/GéneroProstituciónDesigualdadLa prostitución desde una perspectiva de géneroinfo:eu-repo/semantics/conferenceObjectinfo:eu-repo/semantics/openAccesshttps://idus.us.es/xmlui/handle/11441/40723