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Tesis Doctoral

dc.contributor.advisorAlonso Fernández, Franciscoes
dc.creatorFernández-Argüelles Vinteño, Pedro Manueles
dc.date.accessioned2018-03-15T12:40:49Z
dc.date.available2018-03-15T12:40:49Z
dc.date.issued1977-06-28
dc.identifier.citationFernández-Argüelles Vinteño, P.M. (1977). Estudio etiológico-fenomenológico de las alucinaciones visuales en el delirium tremens. (Tesis Doctoral Inédita). Universidad de Sevilla, Sevilla.
dc.identifier.urihttps://hdl.handle.net/11441/71025
dc.description.abstractEn el marco del alcoholismo crónico es sin duda el Delirium Tremens la psicosis más frecuente. Psicosis que viene caracterizada por ser preferentemente alucinatoria y es en este sentido como la mayoría de los autores –E. BLEULER (1967) y H. EY (1973) entre otros- señalan en este cuadro clínico la presencia de diversos tipos de alucinaciones y algunas características de las mismas, aunque sin una matización exhaustiva. Nuestro deseo es complementar y aportar algunos datos investigatorios que nos puedan aclarar o añadir nuevos aspectos clínicos referentes al complejo mundo alucinatorio de los pacientes alcohólicos. Por ello es por lo que nuestro propósito de trabajo se va a referir a estudiar: a) Hacer un estudio de los diversos fenómenos alucinatorios que se dan en el delirium tremens e intentar definir sus características en los diversos momentos evolutivos del mismo. b) Analizar tipos, frecuencia, estructura y caracteres de las alucinaciones visuales espontáneas, así como la relación existente entre ellas y los diversos factores patogénicos. c) La fácil sugestionabilidad de estos pacientes alcohólicos en estado de delirium tremens nos permitirá, mediante técnicas especiales de estimulación, la posibilidad de analizar y caracterizas las alucinaciones visuales inducidas. d) Realizar estudio comparativo y diferencial entre las alucinaciones visuales espontáneas e inducidas. Al parecer es un hecho innegable; la cuestión del significado va invadiendo el conjunto de las ciencias: el qué hay o qué sucede, qué quiere decir, qué significa configuran horizontes de enfoques nuevos que trasladan las preguntas de dónde, cuándo e incluso el por qué de cada disciplina y dentro de ellas mismas vienen a constituir ya interrogantes que trascienden de la ciencia misma en cuestión para llegar a ser pregunta universal de la ciencia toda. Dicho de otro modo: Mo hay disciplina humana que apenas pueda interrogar a su objeto sin interrogarse a sí misma al mismo tiempo. La medicina actual, en relación con la de hace tan sólo unos decenios, puede sentirse con razón orgullosa. Sin embargo, también parece ser un hecho innegable que estos logros de la Medicina se refieren a aspectos muy concretos, en especial en lo que a la historia natural de la enfermedad concierne. No es menos cierto que en amplios sectores de la Medicina se nos ofrece cómo una disciplina llena de incertidumbres, de una práctica sencillamente insuficiente. La creciente complejidad de la Medicina, en todos sus campos, y la atomización que en ella acontece van delimitando una forma de producción de saberes inconexos, en ocasiones deslavazados e inoperantes en su aplicación práctica: Ante muchas de esas nuevas técnicas nos preguntamos para qué sirven y de qué manera aplicar en la clínica. En muchas ocasiones esta pregunta queda, no podría ser de otra forma, sin respuesta concreta posible. Y es que la Medicina, como ciencia heteróclita que es, de fundamentos prestados por útiles y válidos, se distingue de otros territorios del saber por las características y urgencia de su objeto. Dicho de otro modo: Lo que en Medicina interesa es curar al hombre enfermo y para ello es preciso poner en juego el más entero y compresivo mecanismo del pensamiento médico. A la hora de estar ante el enfermo ¿qué medicina hacemos?, qué significa este síntoma, esta enfermedad ¿qué quiere decir? La enfermedad como acontecimiento que es del hombre, como fenómeno natural específicamente humano, que está también dentro de su biografía, es preciso considerarla en una dimensión amplia; otorgarle su significado dentro del contexto general del mismo, dándole así su valor humano. Estudiar y conocer las relaciones causales y cambiantes obligan no a considerar teorías que cambian sino a establecer una teoría del cambio: Es decir, las condiciones cambiantes en que las personas se encuentran, factores que hacen posible éste y no otro cambio. Ante un hombre enfermo importa interrogarse cuáles, cómo y qué valor poseen en este momento determinado sus síntomas; qué efecto producen y qué relaciones establece este hombre con los fenómenos que en él acontecen. Es decir, no desconectar el síntoma, el proceso morboso, la enfermedad misma, de la realidad restante; al menos de la realidad en el sentido más amplio posible. Pensamiento médico que en su sentido comprensivo precisa establecer relaciones con realidades más amplias y para ello es necesario ejercitar mecanismos reflexivos, perder el medio al análisis de la realidad toda, conquistar la libertad necesaria para una práctica coherente con nuestros hallazgos y consecuente con las necesidades que, in duda, de ellos derivan. Practicar la reflexión, promover la creatividad, estudiar y abarcar la realidad en el sentido más amplio posible y conquistar la libertad de acción constituyen con urgencia eslabones que configuran el sentido clínico actual, el pensamiento médico tal y como lo entendemos. En el terreno de la investigación la complejidad alcanza grados de verdadero confusionismo y no solo en aquellos ambientes en que los estudios pseudoclínicos, o bien en aquellos otros en los que los aspectos biológicos, estadísticos, “paraclínicos”, etc, constituyen norma cotidiana de publicaciones que en ocasiones merecen siquiera de forma prudente, un amplio interrogantes de utilidad, a veces, ¿por qué no decirlo?, de su autenticidad como investigación, sino en aquellos otros de raigambre y tradición científica acrisolada y nada sospechosos de tanto oportunismo especulador. En Psiquiatría ocurre algo similar: por la propia índole de su objeto, por su actual crisis de identidad, por la vaga delimitación de sus fronteras con otras disciplinas médicas, se suceden y multiplican elucubraciones que nada dicen a la Psiquiatría que en verdad queremos: Una Psiquiatría basada en hechos, sanadora, rehabilitadora; totalizadora en cuanto que posea las libertades suficientes como para otorgar al enfermo su propia identidad, su libertad perdida frente a sí mismo y frente al mundo por el proceso morboso que le aqueja. Una Psiquiatría del cambio en cuanto que considere las situaciones cambiantes en la que los hombres están; una práctica en que la realidad toda se aprehendida, constituyendo de esta forma una práctica asistencial verdaderamente humana, conscientemente sanadora y rehabilitadora. Una Psiquiatría de esta índole, precisa de investigaciones clínicas conscientes de que solo un pensamiento, un modo de reflexión psicopatológico, como decía JASPERS, en la edición primera de su Psicopatología General, nos situará en condiciones propicias para aprehender la dinámica interna con que aparecen los fenómenos que llamamos psicopatológicos, su relaciones causales y, por tanto, para iniciar una terapia realmente sanadora que, como señalamos al principio, constituye en definitiva lo que realmente importa a la Medicina. CONCLUSIONES: El resumen de los resultados parciales que se han ido obteniendo en el estudio de los 47 casos de delirium tremens, en relación con los fenómenos alucinatorios visuales que en ellos hemos observado, en esquema y de forma general nos ofrece las siguientes conclusiones: A) Cualquiera que sea la forma de presentación del cuadro, hemos observado que los primeros fenómenos alucinatorios vienen caracterizados por la presencia en ellos de imágenes de figuras humanas. Esta afirmación, que constituye un hallazgo clínico a nuestro entender, tiene una salvedad: aquellos casos de comienzo fulminante en los que no es posible recoger el primer fenómeno alucinatorios por entrar el enfermo de manera brusca en un estado de obnubilación media-profunda de conciencia. B) El delirium tremens, que es quizá el único cuadro de psicosis sintomática con una psicopatología específica, se caracteriza de manera fundamental por la presencia de alucinaciones visuales. Pues bien, los demás fenómenos alucinatorios (auditivos, táctiles, cenestésicos y quinestésicos) en la mayor parte de los casos hemos constatado como giran y se organizan en torno a una alucinación visual. Por tanto, podemos considerar a las alucinaciones visuales como base de todos los fenómenos alucinatorios que en el delirium tremens acontecen. C) Respecto a las características (movimiento, tonalidad emocional, tamaño, etc.), hemos observado: 1. Las imágenes como fotografías han sido muy escasas. Únicamente han sido observadas en el comienzo y final del cuadro. Generalmente ya desde el inicio y sobre todo en el periodo de estado, las imágenes alucinatorias son cinematográficas, como en un film, y dentro de una representación o escena los movimientos, generalmente, tienen caracteres de normalidad, si bien, es posible constatar, sui carácter fugaz en especial al comienzo del cuadro. 2. De forma general, en conjunto, la tonalidad emocional es básicamente angustioso-terrorífica: Sin embargo, es muy variable de unos momentos a otros. Es posible recoger estados de festividad al comienzo del cuadro y de indiferencia en su terminación. En el periodo de estado, no obstante, los sentimientos de angustia, pánico o terror, se suceden en relación con los temas o escenas alucinados. 3. En todos los casos se presentaron alucinaciones microzoópsicas. 4. Las alucinaciones liliputienses, en cambio, se cogieron en poco más de la mitad de los casos. En sus caracteres concordamos con los dados por LEROY, en especial en su carácter festivo y coloreado. 5. Las alucinaciones gulliverianas han sido, en nuestra muestra, una rareza clínica y se acompañaron de un tono emocional terrorífico. 6. Respecto a la coloración podemos indicar como en el inicio del cuadro son generalmente acromáticas, mientras que en el periodo de estado, y sobre todo en ese especial y característico trabajo alucinatorio que constituye el delirio ocupacional, las alucinaciones está ampliamente coloreadas, es decir, de caracteres polícromos. Alucinaciones monocromáticas no se han presentado en ningún caso. 7. Las alucinaciones zoópsicas no han faltado en ninguno de nuestros casos. 8. El delirio ocupacional, con toda una gama de alucinaciones de temas profesionales, se ha presentado en todos los casos en el periodo de estado. 9. Los temas decorativos, geométricos y abstractos, en cambio, no los hemos visto en ningún caso. 10. Tampoco, excepto un caso, hemos apreciado alucinaciones referidas a temas místicos, sobrenaturales o cósmicos. 11. Solo en dos, de los 47 casos, presentaron alucinaciones erótico-sexuales. 12. Por frecuencia de presentación constatamos: - Moscas, mosquitos, abejas, arañas, hormigas y “pájaros”. - Bichas, gusanos, lagartijas, hilos, alambras, redes y telarañas. - Perros, gatos, ratones, caballos y zorros. - Coches, camiones y bicicletas. - Agua, ríos, fuegos y terremotos. 13. En cuanto a personas alucinadas, hemos podido constatar, aparte de que constituyan de forma casi general la primera alucinación, como su presentación y caracteres (familiares, amigos, compañeros, personas desconocidas de actitud ambigua, terroríficas, amenazantes casi siempre) varían en relación con el estado emocional y curso del cuadro psicótico. D) El estudio evolutivo de la relación entre obnubilación de conciencia y presentación de alucinaciones visuales (frecuencia y caracteres) han dado como resultado: 1. La mayor frecuencia acontece en una obnubilación medica de conciencia. 2. En el inicio del cuadro, con un obnubilación ligera, las características alucinatorias difieren de las presentadas en estados obnubilación más profundos. En efecto, en una obnubilación ligera la alucinación es más fugaz, más pregnante y no ocupa todo el campo perceptivo. Todo lo contrario sucede en el periodo de estado en el que la obnubilación media media-profunda, matiza el cuadro alucinatorio. E) Respecto a la relación agitación psicomotriz-presentación de alucinaciones visuales, tema este quizá el más debatido y de conclusiones más dispares, podemos decir: Existe una relación dialéctica en cuanto que a mayor agitación psicomotriz corresponde una mayor frecuencia e intensidad de presentación alucinatoria y a su vez, una presentación de ráfagas alucinatorias de larga duración y temática angustioso-terrorífica ocasionan una más intensa agitación, como hemos tenido ocasión de comprobar al estudiar la inducción alucinatoria. F) El estudio de alucinaciones inducidas en diversos momentos del cuadro alucinatorio ha dado como resultado: 1. Se han conseguido en el 100% de los casos. 2. Esta absoluta eficacia para inducir alucinaciones se extiende a todas las técnicas de inducción, que son las siguientes: Estimulación de la atención, Disminución del campo visual, Disminución de las aferencias visuales y Presentación de estímulos visuales. 3. La inducción de alucinaciones visuales desencadena en ocasiones alucinaciones auditivas, táctiles y conestésicas. 4. Existe una variación significativa en la facilidad de inducción y caracteres de las alucinaciones en relación con el periodo del cuadro agudo. 5. La inducción de ráfagas alucinatorias de larga duración provoca agitación psicomotriz y da paso a alucinaciones espontáneas ya no controlables. 6. La inducción produce una mayor frecuencia de alucinaciones abstractas y geométricas, así como de alucinaciones eróticas que las presentadas de manera espontánea. Alucinaciones macro y microzoópsicas se observan con igual frecuencia, hecho que no sucede en las espontáneas, donde son mucho más frecuentes las microzoópsicas. G) En relación con la disolución de las alucinaciones señalamos: 1. Existe una mayor frecuencia de degradación por lisis del proceso alucinatorio. 2. En estos casos hemos podido observar las siguientes fases: - Disminución de la resonancia afectiva. - Disminución de la referencia al YO. - Degradación en la certidumbre. - Conciencia de la patología del fenómeno alucinatorio. 3. Estas fases aunque de forma variable, a veces intermitente, han sido observadas en todos los casos de disolución por lisis, que constituye el 85,1% de nuestra muestra.es
dc.formatapplication/pdfes
dc.language.isospaes
dc.rightsAttribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional*
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/*
dc.titleEstudio etiológico-fenomenológico de las alucinaciones visuales en el delirium tremenses
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/doctoralThesises
dcterms.identifierhttps://ror.org/03yxnpp24
dc.type.versioninfo:eu-repo/semantics/publishedVersiones
dc.rights.accessrightsinfo:eu-repo/semantics/openAccesses
dc.contributor.affiliationUniversidad de Sevilla. Departamento de Psiquiatríaes
idus.format.extent153 p.es

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