Resumen | Esta tesis se propone reflexionar sobre la movilización del patrimonio cultural desde un
punto de vista social y territorial en un periodo de gran trascendencia, como es el situado
antes y después de la crisis del 2008-2010 ...
Esta tesis se propone reflexionar sobre la movilización del patrimonio cultural desde un
punto de vista social y territorial en un periodo de gran trascendencia, como es el situado
antes y después de la crisis del 2008-2010 en Andalucía. Interesará especialmente la
manera en que el contexto de la movilización patrimonial consolidado durante los
primeros años de este siglo, encara y supera (en el caso de las buenas prácticas) dicha
crisis. Se pretende analizar una de las facetas más intangibles del patrimonio, su relación
con las personas que forman parte de las comunidades que lo sostienen, disfrutan y
gestionan. Se entiende por movilización del patrimonio cultural el conjunto de acciones
con proyección de futuro que se ponen en práctica por parte de los agentes sociales para
activar el patrimonio cultural en valores y con el objeto de alcanzar el bienestar ciudadano.
La valoración de las buenas prácticas, es parte de este objeto y para ello se tendrá en
cuenta, no sólo la conservación y salvaguarda del patrimonio, sino la parte que contribuye
simbólicamente al bienestar de su población y que se transmitirán en valores de igualdad
y respeto a las futuras generaciones. Por tanto, la activación patrimonial se realizará en
función de su sostenibilidad, no solo económica sino emocional y comunitaria; o sea,
desde el común de los afectos que permiten mantener los mejores valores que la
identidad ofrece.
A lo largo de este estudio se confirmará que las buenas prácticas de movilización del
patrimonio han superado esta crisis y permitido pergeñar un nuevo modelo de activación
de tales recursos culturales utilizando los siguientes parámetros: la existencia de recursos
patrimoniales vinculados al territorio que forman parte del proceso de movilización; la
participación de diversas comunidades de agentes; la estabilidad laboral, total o parcial,
de los profesionales y sus equipos implicados; los proyectos integrados e integradores
con y en la comunidad; la independencia y viabilidad de la buena práctica; la investigación
aplicada al territorio, especialmente desde la perspectiva de la innovación y creatividad
continua.
El análisis interescalar es fundamental para caracterizar un proceso de movilización
patrimonial. Se sostiene que Andalucía es un buen ejemplo para ello. En este caso se
apunta que la escala municipal es la más cercana a las demandas ciudadanas y a la
organización de sus recursos, entre ellos, los patrimoniales y por tanto su papel es clave
para el soporte de los procesos de movilización patrimonial.
Se asume que los procesos de movilización del patrimonio cultural son el resultado del
impulso de los grupos de agentes sociales activos que les dan origen, con su gran
variedad y papeles implicados o pasivos en los procesos de movilización, y de los que les
dan continuidad, sean los originales u otros que toman el relevo. Para la gestión a largo
plazo, de gran importancia para la determinación de una buena práctica, se termina
creando un sistema de activación patrimonial que es preciso definir y entender. Así, se
han establecido una serie de agrupaciones teóricas en función del papel que han jugado
en las distintas fases del proceso de movilización: comunidades de agentes sociales
activos, mediadores o gestores, protagonistas, políticos y generadores del conocimiento.
Para comprobar estas hipótesis se han analizado tres casos según las escalas de
relaciones territoriales: un caso municipal, Almedinilla de Córdoba; un ejemplo de escala
comarcal, Viaje al tiempo de los íberos, que aglutina municipios de Jaén; y una
experiencia de escala interprovincial, la Ruta bética romana, en el que participan
entidades de Cádiz, Córdoba y Sevilla.
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